Al inicio de esta semana, cuando ya se sentía el fin de agosto, muchos amigos residentes en Costa de los Pinos, y algunos invitados que son habituales de sus noches de verano, o de sus días de sol y mar, protagonistas del veraneo de toda la vida, en casas bellas y poco pretenciosas, que han creado un estilo muy mallorquín, pues fueron pioneras muchas de ellas en esto hoy tan común del veraneo en casa propia pegada al mar.
Podrían haber construido caserones como ocurrió en el norte de España, pues son los descendientes de esos veraneantes elegantes de principios del siglo XX. Sin embargo, en Costa de los Pinos las casas son bonitas y elegantes, pero hechas para ser vividas en el día de hoy. En una de sus casas favoritas se celebró un cóctel delicioso y muy elegante en el que no faltó Rafael Ansón, el gran hombre de actividad pública incesante al que todavía no habíamos visto. Y fue un placer encontrarlo junto a su bellísima esposa, Inmaculada Quintana. En fin, fue una noche magnífica con los mejores anfitriones. Acabó agosto, pero estamos en septiembre. El mejor mes del verano.