Como es tradicional en la Armada, el pasado 16 de julio en la Estación Naval de Portopí se celebraron los actos conmemorativos a la festividad de la Virgen del Carmen. Los actos, presididos por el capitán de navío Dámaso Berenguer Roig consistieron en una misa, un arriado solemne de bandera con oración, finalizando con una copa de vino español. En su alocución el comandante de Sector Naval recalcó la religiosidad del acto por la necesidad de la gente de la mar de creer y finalizó con la siguiente frase grabada en la entrada de la capilla de la Escuela Naval Militar: «Quien no sepa rezar que vaya por esos mares y verá que pronto lo aprende sin enseñárselo nadie». La Fe.
La devoción de los navegantes a la Virgen del Carmen tiene su origen en la Isla de León, en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se dio el estado oficial de esta devoción, aunque hay testimonios que dicen que viene desde la antigüedad. Aunque no es hasta el 19 de abril de 1901 cuando la entonces reina regente, María Cristina de Habsburgo y el ministro de Marina Cristóbal Colón de la Cerda, duque de Veragua, refrendaban con sus firmas la Real Orden por la cual se proclamaba, de manera definitiva a la Santísima Virgen del Carmen patrona de la Marina de guerra y de todos los navegantes. ¿Hay manera más bonita que acabar esta crónica?