Cena tejana. Verán, lo que les decía, la cena tejana que mis amigos Michael Kufman y su socia Eva Lindemann Sánchez, ambos estadounidenses, quisieron organizar en la preciosa casa del cónsul argentino Juan Ortín y a la que no faltó, como buen experto en América que es, y mejor amigo, el periodista mallorquín Adrián Bono, que definitivamente deja su trabajo en Argentina, vinculado al análisis político y social de USA, para instalarse en Mallorca, la tierra de su padre, el cantante de Felanitx Santi Bono, fallecido cuando él era solo un niño dejando un recuerdo imborrable entre los aficionados a la música.
Michael y Eva, ambos afamados productores, con unos currículums en la profesión muy destacados que les ahorraré para no restar espacio a esta crónica, decidieron servir una cena tejana, lugar de origen de Eva, aunque su familia materna es de Barcelona. Eva es fantástica, con un rostro dulce que cobija un cerebro ágil y una mirada a veces dulce y otras curiosa, casi infantil. Ella fue la encargada de cocinar los platos más típicos de esa parte de América tan desconocida. Chili, arroz, queso untuoso y delicioso se sirvieron en un ambiente precioso, pues la casa donde nos recibieron, situada en un casal cerca de la Seu, no puede ser más bonita.
Arcadas góticas, columnas y cristales inmensos rodeando un jardín interior precioso, ero lo más importante, la amabilidad de nuestros anfitriones que nos deleitaron además de con una conversación de altura, mucha frivolidad bien entendida, porque una cena de sociedad sin frivolidad no es nada y con unas galletas horneadas por Michael que quitan el sentido. He de encargarle una bolsa cuando me recupere de los estragos de las pasadas fiestas. A la cena también acudió la maravillosa Fabiana Ortín y el compositor y director del festival de documentales de Tui Angel Sánchez Cardell.
Ya ven que se juntó lo mejor de cada casa para una noche única digna de la nueva sociedad que está emergiendo en la ciudad que siempre cambia para seguir viva. No es otra que Palma, donde el Gatopardo campa a sus anchas y si no que se lo digan a los que siguen, capaces de reinventarse en lo que haga falta gracias a la inteligencia o la genialidad que poseen.