No le vio la cara. Una noticia en el periódico tras ser detenido le sirvió para reconocerle. Llevaba la misma ropa que el día que la violó.
-¿Qué ocurrió el 31 de octubre de 2021?- ha preguntado la fiscal este martes en la Audiencia de Palma a una mujer que denunció una violación en un edificio de Inca.
-Llovía mucho, estaba muy oscuro y era invierno – ha declarado la perjudicada en voz muy baja.
La mujer, que ejercía la prostitución, ha recordado en el juicio que se dirigía andando a la estación de tren de Inca cuando fue abordada por el agresor. «Me metió en el portal y me dijo que me iba a cortar el cuello», ha declarado.
-¿Usted lo reconoce? -ha preguntado la representante del Ministerio Público.
La víctima se ha girado para identificar al acusado, que está custodiado por dos policías nacionales, y lo ha reconocido.
-Está más delgado, pero sí.
La perjudicada ha admitido que en un principio no quería denunciar hasta que vio la fotografía en el periódico del presunto agresor detenido por la Guardia Civil por otras agresiones sexuales a mujeres. «Era muy violento», ha asegurado. «Solo decía que buscaba una novia, que necesitaba una novia y que por qué las mujeres no llevaban bragas. Se bajó los pantalones, me quitó la parte de abajo y las botas y me forzó».
La Policía Judicial de la Guardia Civil de Inca abrió una investigación y enseguida identificó y detuvo al sospechoso, que ya había sido arrestado en decenas de ocasiones por acosar a mujeres en Santa Maria, Binissalem, Sineu, Lloseta o Inca. Un presunto depredador sexual que ingresó en el área de Psiquiatría del Hospital de Inca tras ser detenido y que en la actualidad se encuentra en prisión.
La Fiscalía pide 15 años y medio de cárcel para el hombre por un delito de agresión sexual con penetración y otro de robo con violencia e intimidación. Además de la pena de prisión también reclama que indemnice a la víctima con 30.000 euros por los daños morales y 400 por el dinero sustraído.
El acusado, defendido por el abogado Miguel López Bortón, ha declarado en último lugar y ha negado la agresión sexual. Ha asegurado que se dio cuenta de que no tenía dinero para pagar sus servicios y que ella le amenazó con arruinarle la vida.
Gracias a las políticas progresistas de inmigración tenemos a joyitas como estas, y gracias a las políticas progresistas de justicia en lugar de encerrarlos y tirar la llave les han rebajado las penas. ¡Menos mal que las mujeres tienen el progresismo para que las defiendan!