La fiscalía ha pedido un año y seis meses de cárcel para tres mujeres acusadas de vejar y menospreciar a una compañera de trabajo que padece acondroplasia (enanismo), de la que se burlaban continuamente y a la que llegaron a llamar con un número de teléfono oculto para un supuesto casting de «trapecistas, payasos y enanos».
Para el fiscal en la vista oral celebrada este jueves en la Audiencia Provincial de Alicante y que ha quedado visto para sentencia, ese tipo de conducta con una compañera del servicio de limpieza del centro de salud de Benidorm «excede de lo que se considera una broma» para convertirse en un supuesto de acoso laboral y de bullying, en el que se alude a su condición física con «ese insulto que avergüenza», en referencia a «la enana».
Los hechos ocurrieron entre diciembre de 2020 y julio de 2022, cuando se dictó una orden de alejamiento contra ellas, después de una disputa laboral en relación con quién debía hacerse cargo de sacar un contenedor de residuos. Esta situación derivó en un acoso a la entrada y salida del horario laboral «en el que claramente se hacía referencia a la situación de discapacidad de la denunciante», y en el juicio se han citado varios episodios concretos, uno de ellos en diciembre de 2020 cuando la llamaron desde un número oculto y, en tono de burla y humillación, le dijeron que eran del «Circo del Sol» y que estaban buscando «trapecistas, payasos y enanos» para contratarla. La denunciante ha relatado ante la sala que su objetivo al emprender acciones legales contra sus excompañeras es «que se haga justicia» y defender «a otras personas con discapacidad. Yo tengo acondroplasia y tengo derecho a trabajar como todo el mundo» sin que «se rían ni se burlen ni me discriminen, como han hecho conmigo», ha insistido.
Aunque no busca dinero, ha aclarado que no renuncia a la compensación económica y su letrado ha elevado la petición de pena a un año y diez meses y una indemnización de 15.000 euros. Por su parte, las tres acusadas han negado los hechos y han sostenido que se limitaron a gastarle bromas con esas llamadas, sin ánimo de menospreciarla por su discapacidad, aunque sí han reconocido que eran acciones «de mal gusto». Una de las tres encausadas -propietaria del teléfono desde el que se hicieron dos de las llamadas- ha pedido perdón a la víctima al hacer uso de su derecho a la última palabra, en la conclusión del juicio, donde las defensas han pedido la libre absolución.
Estas partes han sugerido que la denunciante ha actuado con ánimo espurio para tratar de aprovechar la situación con el fin de lograr un rendimiento económico y han apuntado que la excompañera se encuentra pendiente de un segundo procedimiento laboral paralelo contra la empresa, en el que pide una indemnización de 150.000 euros.