La Audiencia de Palma ha confirmado la absolución del hombre que mató a hachazos a su yegua y la descuartizó en Pollença. La Sección Segunda ha desestimado el recurso interpuesto por la Asociación Balear de Abogados Por los Derechos de los Animales (Abada), que señalaba que el juez no había motivado suficientemente la sentencia y pedía la repetición del juicio con otro magistrado.
El tribunal de la Audiencia sostiene que la sentencia del juez Fernando Ruiz-Rico «está perfectamente motivada» y suscribe que la conducta del acusado, que fue defendido por el abogado Adolfo Fernández, no merece reproche penal, sino en su caso administrativo.
Justificado
«Considera el juzgador que sí existió justificación y que la intención del hombre fue sacrificar al animal para evitarle sufrimiento, pese a que fueron precisamente los medios, modos y formas utilizados los que causaron sufrimiento al mismo».
Los hechos tuvieron lugar entre las 7.40 y las 8.45 horas del 9 de abril de 2021, según la sentencia del juez de lo Penal número 3 de Palma. El acusado fue informado de que una de sus yeguas se encontraba atrapada en un paso canadiense, obstaculizando el acceso a la finca Mina Petit de Pollença.
El animal tenía varias patas partidas, se le veía el hueso y estaba sufriendo. Las heridas, según el fallo, no suponían necesariamente la muerte del animal, aunque podían haber determinado más adelante la necesidad de sacrificarlo.
El acusado decidió sacrificarla «sin contar con conocimientos técnicos ni tampoco pedir auxilio a las autoridades». Cogió un hacha y con la parte posterior le propinó varios golpes en la cabeza. Como no la mató, golpeó al animal con la hoja cortante que le causó una herida de 13 centímetros en el cráneo que le causó la muerte.
Una vez fallecida, le amputó las dos extremidades delanteras y la extremidad izquierda trasera, ató el cuerpo y lo arrastró con su vehículo para depositar el cadáver en una zona próxima. El hombre, que se enfrentaba a una petición fiscal de un año y medio de cárcel, reconoció en el juicio haber acabado con la vida de la yegua y dijo que no tenía solución. «El animal estaba sufriendo y no se dejaba ni tocar».