Miquel Deyà es el actual administrador del complejo okupado en Cala Bona. Este miércoles, en una entrevista con Ultima Hora, el hombre se ha mostrado alterado e indignado ante este episodio que «no me deja dormir por las noches». El responsable de llevar la contabilidad del apartahotel ha explicado que las instalaciones echan el cierre desde el 30 de octubre hasta el mes de abril o mayo, según como se prevea la temporada turística. De este modo, ha asegurado que es imposible vivir cuando esto sucede. «Nosotros descansamos como lo hacen todos los hoteleros, cuando esto sucede, es obvio que cerramos todos los suministros».
Deyà ha recordado como sucedió todo. «Era el domingo, a la hora que jugaba el Barça contra el Madrid, por lo que es muy fácil de acordarse de cuando entraron. Me llegó un mensaje de la alarma y vi que las cámaras grabaron a tres personas entrando corriendo».
En ese momento, agentes de la Policía Local de Son Servera y de la Benemérita acudieron. «Comprobaron que habían forzado la entrada, roto cristales y causado otros desperfectos, pero en un principio no vieron a nadie, así que precintaron lo que habían manipulado y se marcharon», cuenta el perjudicado.
Según ha explicado el denunciante, fue apenas quince minutos más tarde cuando los vecinos de los bloques de viviendas de la zona le alertaron de que se escuchaban ruidos y voces procedentes de los apartamentos vacacionales. «Volvimos a llamar a la Guardia Civil, pero no pudieron hacer nada», lamenta Miquel.
Uno de los momentos que más tensión generaron fue en el que el administrador acudió a uno de los inmuebles y habló con uno de los okupas. «El lunes comprobé que nos robaron todas las llaves y material que teníamos almacenado. Luego fui a intentar a hablar a hablar con algunos de los que entraron. Logré que uno de ellos me abriera la puerta y cuando le pregunté, me dijo que no lo iba a sacar porque, según él, llevaba viviendo aquí desde hace un mes, cuando hizo un contrato verbal. Le dije que esto era un apartahotel y que estaba cerrado. No entiendo como podía llevar un mes si no hay suministro de nada», ha comentado el afectado.
Los residentes de esta zona de Cala Bona viven atemorizados desde entonces. Tanto que para atender a los periodistas que se han personado en el lugar de la noticia, han preferido hacerlo alejados del complejo y salvaguardando su identidad, para evitar que los maleantes la emprendan contra ellos.
Chivato
Algo que ha llamado la atención de los funcionarios policiales y del resto de los allí presentes ha sido la presencia de un «chivato» que pasa parte de todo lo que ocurre en el exterior y lleva comida a los nuevos moradores -uno de ellos está de forma irregular en España-. Este individuo tiene muy controlado el perímetro y no se aleja de una de las puertas que da acceso al recinto.
Miquel, ha concluido la conversación manifestando su malestar. «Me siento triste, me han amenazado, roto las vidrieras y pintado las paredes, entre otras cosas y la policía no me deja entrar. Estoy preocupado».