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Un hombre con discapacidad, en la UCI al salir despedido tras un frenazo de un autobús del TIB

José Manuel Macías, vecino de Calvià de 54 años y parapléjico, denuncia la falta de medidas de seguridad en estos vehículos

José ManuelMacias, vecino de Calvià de 54 años y paraplégico, denuncia la falta de medidas de seguridad en estos vehículos | Isaac Hernández Rubio

| Palma |

José Manuel Macías, de 54 años y vecino de Son Ferrer, en Calvià, se encuentra hospitalizado en Son Espases tras sufrir un aparatoso accidente de tráfico en un autobús del TIB (Transports de les Illes Balears). «Soy parapléjico con lesión alta medular completa. El pasado viernes día 13 de septiembre fui con mi cuidadora a ver a mi madre que está ingresada en una residencia. En el trayecto de regreso, iba en la zona adaptada para personas con discapacidad. Dichos vehículos de transporte carecen de anclajes y de cinturones por lo que en un momento dado, el conductor tomó una rotonda a una velocidad excesiva y salí literalmente volando golpeándome con las barras de hierro que están junto a la puerta de salida», comenta el vecino de Calvià.

A partir de ese momento, se vivieron momentos de tensión y nervios y el pasaje no sabía muy bien cómo actuar. De hecho, el conductor reinició la marcha con el herido tendido en el suelo y la silla volcada. «Yo gritaba al conductor que por favor parara el vehículo. Perdí el conocimiento unos ocho o nueve segundos tras el impacto. El pasaje también comenzó a gritar y al final el chófer no le quedó más remedio que detener el autobús. Acto seguido, llamamos al 112 y solicitamos la presencia de la Policía Local de Calvià y de una ambulancia», señala Macías. Al llegar los equipos sanitarios, el facultativo de la UVI Móvil ordenó la inmovilización del paciente y se procedió al traslado hasta el hospital de Son Espases.

«Quiero denunciar que cuando estaba tirado en el suelo sin poder moverme, el conductor intentó levantarme de la silla. Yo le pedí que me dejara hasta que viniera la ambulancia, pero él se burló de mí. Hay que tener empatía y humanidad con las personas con discapacidad», añade el afectado. La odisea de José Manuel no acabó ahí. El viernes llegó al hospital y ese mismo día querían darle el alta médica.

Finalmente, tras negarse, lo dejaron ingresado y, al día siguiente, lo enviaron a casa. Unas horas más tarde, comenzó a vomitar sangre y a ver doble. Una ambulancia lo trasladó a Son Espases de nuevo donde quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Ahora, afortunadamente, las lesiones que presentaban están mejorando y está previsto que reciba el alta médica dentro de una semana. El paciente, para matar las horas en el hospital, se dedica a realizar pulseritas y dibujos para los niños del área de Pediatría de larga duración que están hospitalizados. «Es una manera de contribuir a que su estancia sea algo más llevadera», concluye.

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