La casualidad hizo que Raúl y Tomás, agentes de la Guardia Civil de Andratx, estuvieron la noche del lunes, minutos antes de las 23.00 horas, patrullando por la calle Nord. Allí, en una de las viviendas, se produjo una fuerte explosión que provocó heridas muy graves al morador, que sigue en coma inducido en el hospital del Vall d´Hebrón. El suceso les pilló a unos 20 metros. «Escuchamos un ruido muy fuerte y poco después cascotes y cristales por todo», recuerdan ambos en una entrevista concedida a Ultima Hora.
Tras el estruendo, el miedo. Los vecinos, con el susto, y por inercia, salieron a la calle. Los dos agentes no tuvieron tiempo pasa pensar en nada. «El instinto te lleva hasta donde ocurrió la explosión y nos metidos dentro de la casa sin saber muy bien qué había ocurrido. Cuando pasa algo así no piensas en nada más que en salvar vidas», apuntan. Al acceder al inmueble se encontraron con la verdadera dimensión del suceso. «Estaba todo envuelto en llamas y por la deflagración parte de la casa se había caído», rememoran.
Entre los escombros hallaron al morador de la vivienda donde se produjo la explosión. «Corrimos riesgos, sí, pero teníamos que hacerlo. Nos costó sacar al hombre, que es muy corpulento y, además, había que ir con cuidado para no pisar en falso y caernos», subrayan. Poco después llegaron dos valientes vecinos que se unieron a las tareas de rescate. «Uno de ellos fue clave para que pudiéramos entrar a la vivienda, ya que se quitó la camiseta y la movió muy rápido haciendo de ventilador para quitarnos el humo».
Días después de lo ocurrido, Raúl y Tomás, con 16 y 31 años de servicio en el Cuerpo, reciben las muestras de cariño de los vecinos de Andratx. «La verdad es que aquí se conoce todo el mundo y vas por la calle y la gente te agradece el trabajo», sostienen. Asimismo recuerdan, volviendo a los momentos después de la explosión, lo que escucharon de un residente. «Alguien que vive allí, en el momento máxima de tensión, dijo 'llamad a emergencias' y otro vecino le dijo 'están aquí' señalándonos».
Este viernes la zona sigue acordonada y todavía no se ha llevado a cabo el trabajo de desescombro. Sigue habiendo peligro de derrumbe. Una mujer que vive a diez metros metros de la casa en cuestión aún se emociona al recordar lo sucedido. «¡Estamos vivos de milagro. De milagro. Qué desastre!», no para de repetir.