A las 9.08 horas del pasado 1 de diciembre, Nesrin Gohl, de 38 años y de origen libanés, escribió un whatsapp a su marido, Rene Gohl:
-Te quiero.
A las 9.32, la mujer llamó a su esposo y le dijo que estaba llena de sangre, que no podía más y que se encontraba en la montaña...
Rene Gohl no escuchó nada más. No sabía en qué montaña estaba ni lo que había pasado. De ahí en adelante solo oyó la respiración de su mujer y gritos de ayuda.
Nesrin Gohl acababa de ser víctima de un ataque de seis pitbulls en el Calvari de Felanitx. La mujer, que continúa ingresada en el hospital de Manacor un mes después, tiene todo el cuerpo lleno de agujeros por las mordeduras de los perros. Las heridas parecen orificios de bala que se mezclan con sus tatuajes.
Un corazón colgado en la pared del hospital con numerosas fotografías pequeñas de su familia, de amigos y de su pitbull es lo primero que ve cuando se despierta de la cama en la que se recupera de las graves lesiones. «Esta habitación se ha convertido en nuestra segunda casa», interviene su marido, Rene Gohl, que ha tenido que dejar su empresa de reformas para cuidarla.
Nesrin recuerda que la mañana del 1 de diciembre dejó a su hijo de cinco años en el colegio Joan Capó de Felanitx y se dirigió al Calvari para hacer deporte. «Subí las escaleras y cuando me faltaban unos 100 metros para llegar a la iglesia vi a los perros, seis pitbulls y un rottweiler», cuenta.
Los animales se acercaron a la mujer, que pensó que querían jugar con ella. «Yo también tengo un pitbull, que es como un bebé, y no tuve miedo al principio». Nesrin buscaba al propietario de los canes, pero no apareció. De repente uno de los pitbulls la atacó por la espalda. Y el resto le siguió y le mordieron como si fueran pirañas.
-Aquí, aquí, aquí…
La víctima se palpa las manos, las piernas, los brazos, la axila y la espalda para mostrar dónde tiene las lesiones. «Tenía a todos los perros encima», explica la mujer, que se protegió la cabeza como pudo y gritó para pedir ayuda. «Yo pensé que si no gritaba iba a morir». El dueño de los animales, cuenta, estaba en su casa. «Ese camino lo hacen escolares muchas veces, si aquella mañana llega a pasar por allí un grupo de niños los pitbulls habrían cometido una masacre».
En la barriga no tiene heridas. «¿Sabe por qué? Porque llevaba un cinturón deportivo». Nesrin comenta que vio sus brazos abiertos. «Hasta el hueso», asegura. «Pensé que nadie vendría, fue como una película de terror, vi como uno de los perros se tragaba mi carne». Las heridas, después de 40 días, «se han curado mucho», pero todavía está pendiente de que le realicen un injerto de su propia piel de la espalda en los brazos. «Yo me quedé tumbada en el suelo así [abre los brazos], cerré los ojos y pensaba que ya estaba… cuando abrí los ojos vi a un hombre con un palo».
Los agentes de la Policía Local de Felanitx, que acudieron al Calvari tras recibir el aviso, abatieron a tres de los perros y los otros fueron sacrificados días después por el veterinario, según informaron a la pareja. Rene Gohl, que estaba a la altura del Leroy Merlín de Marratxí cuando su mujer le llamó, muestra una fotografía del día del ataque y señala a un hombre con una chaqueta azul y negra. Fue la persona que indicó a la Policía Local de Felanitx la ubicación exacta de la víctima.
-Si no hubiera sido por él, Nesrin estaría muerta.
La familia pide ayuda económica a la ciudadanía
«Somos una familia de cinco personas. En el ataque de los perros casi perdemos lo más importante: nuestra madre», escribe Rene Gohl en una petición de ayuda económica a la ciudadanía. «Los niños, de 16, 11 y 4 años de edad están solos y nos gustaría proporcionarles una niñera que los cuide, cocine y se encargue del apartamento». El marido de la víctima de los pitbulls ha facilitado un correo electrónico para recibir donaciones a través de PayPal: nesrinelzein@gmail.com