Tras una racha de muchos años con la estadística a la baja, el año 2023 se ha cerrado con un repunte significativo de homicidios en Mallorca. En total, se han registrado o esclarecido seis muertes violentas en Palma, s'Arenal, Porto Cristo, Artà o Cala Millor.
El primero de los crímenes llegó el 18 de junio, cuando un ciudadano rumano falleció en el hospital de Son Espases tras una paliza para robarle. La víctima residía en Mallorca y tenía 59 años de edad. Perdió la vida a consecuencia de una brutal paliza recibida horas antes en plena calle de s'Arenal de Llucmajor. Sobre las cuatro y media de la madrugada del sábado al domingo, en la vía pública y ante varios testigos presenciales, se produjo un intento de robo.
Constantine D., de 40 años y múltiples antecedentes policiales, abordó a la víctima con la intención de robarle un teléfono móvil y todos los objetos de valor que tenía. En ese instante, se produjo una pelea y ambos compatriotas se enzarzaron a golpes. Por corpulencia física y edad, el más joven consiguió tirar al suelo a la víctima donde comenzó sin piedad alguna a golpearle. El acusado le asestó un aluvión de patadas, puñetazos y todo tipo de golpes por diferentes partes del cuerpo, especialmente, en la cabeza. Tras robarle, huyó del lugar, aunque fue detenido. La víctima ingresó en estado crítico en Son Espases, pero poco después murió. La Policía Local de Llucmajor detuvo al sospechoso, que después ingresó en prisión.
Meses después, el 29 de septiembre, se conoció el caso de un hombre brutalmente atacado sin motivo cuando estaba en un bar de Cala Millor. Ingresó al borde de la muerte en Son Espases, donde falleció. El suceso que acabó en tragedia, tal y como informó en exclusiva Ultima Hora, tuvo lugar la tarde del día 29 en un bar de la calle Fetget. Los dos, agresor y víctima, se encontraban en el bar. En un momento dado y sin motivo aparente uno de ellos le dio un tortazo al otro y poco después varios puñetazos en el rostro, que hicieron caer al suelo al hombre. Los testigos avisaron a la policía y una patrulla se personó en el lugar. Poco después acudió una ambulancia. La víctima señaló tanto a los sanitarios como a los funcionarios que se encontraba bien, que no quería ir a ningún centro médico ni tampoco interponer denuncia contra el agresor. Y se marchó a casa.
Al día siguiente, su mujer se lo encontró inconsciente en la cama, por lo que llamó rápidamente al 112. Los sanitarios que lo atendieron vieron de inmediato que estaban ante una situación de extrema gravedad y lo trasladaron de urgencia hasta el hospital de Son Espases, donde quedó ingresado. Con el paso de los de las horas su estado fue empeorando hasta el punto de quedar en estado crítico. A pesar de los esfuerzos de los sanitarios, falleció. Los puñetazos en el rostro le causaron heridas irreversibles al varón. Hasta la Isla se desplazaron varios familiares de la víctima procedentes de la península.
Ajuste de cuentas
El 22 de octubre se registró un nuevo crimen, esta vez en la Platja de Palma. La investigación sostiene que fue una deuda procedente de la droga de 5.000 euros fue el motivo que desencadenó la brutal agresión a puñaladas que le costó la vida de madrugada a un hombre de 37 años, nacido en la República Dominicana pero nacionalizado alemán. El varón asestó en plena calle una decena de cuchilladas en el tronco superior a la víctima, llegando incluso a alcanzar la cabeza. Las heridas le provocaron la muerte casi en el acto a José M.R, que quedó en mitad de la vía cubierto de un gran charco de sangre. El terrible suceso tuvo lugar minutos antes de las 2.00 horas en la calle Llaüt, en la Platja de Palma. Ambos, arrestado y víctima mortal, habían coincidido en un bar. El sospechoso era uno de los socios del local. El acusado fue arrestado y después ingresó en prisión.
Días después de aquellos hechos, el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional concluyó una de las investigaciones más brillantes que se recuerdan en los últimos años. Los agentes detuvieron a tres jóvenes por asesinar a un turista alemán en Palma. Los hechos se remontan al pasado mes de octubre del año 2022. Lo que en un primer momento parecía que era un accidente o imprudencia por parte de un turista borracho, tras una exhaustiva investigación policial se ha demostró que fue un asesinato. Todo comenzó cuando los equipos de emergencia recibieron varios avisos alertando de que un turismo había atropellado a un peatón en el kilómetro 10.900 de la MA-19, es decir, la autopista de Llucmajor.
Las primeras informaciones apuntaban que el germano había estado toda la noche de fiesta y consumido alcohol. En un momento dado, cuando abandonó la zona de ocio nocturno para irse a descansar a su hotel se le perdió la pista, hasta que apareció tumbado sobre el asfalto instantes antes de ser arrollado por un turismo. El fallecido era un joven alemán de tan sólo 20 años que se encontraba en la Isla de vacaciones. Era un joven modélico y su familia siempre sostuvo que no había cruzado la autopista borracho. Un testigo que vio una furgoneta arrojando a un hombre en el asfalto fue la clave. Pero había que cribar miles de vehículos. Un trabajo ingente que finalizó con la detención de los homicidas. Habían raptado al turista de camino al hotel, para robarle, y una vez en la autopsia lo lanzaron a la vía.
Noviembre comenzó con otra noticia escalofriante. Un jueves a las 17:50 horas se alertó que alguien había arrojado un bebé a un contenedor de basura de Porto Cristo. Al lugar acudieron varias patrullas de la Policía Nacional y Policía Local que pudieron comprobar la veracidad de la información. Una patrulla de la UTC (Unidad Territorial de Costas) trasladó al bebé a un centro hospitalario, ubicado a escasos 500 metros del lugar del hallazgo, mientras que los investigadores iniciaron las primeras indagaciones. La criatura llegó sin vida.
La investigación policial descubrió que la madre lo abandonó por repudio familiar. La mujer mantenía desde hace años una relación tormentosa y muy tensa con gran parte de su propia familia. Por ese motivo, todo apunta a que trató de deshacerse de la pequeña. El padre biológico de la niña ingresó en prisión y poco después se marchó a la península, por ese motivo ha quedado totalmente exculpado de este macabro asesinato. La actual pareja de la chica tampoco ha tenido ninguna implicación en el caso. La madre fue detenida y, junto con un cómplice, ingresó en prisión.
En Artà, el 17 de noviembre, corrió de nuevo la sangre. Un hombre apuñaló a otro en la calle, sin saber que una cámara estaba grabando la macabra secuencia. Fue detenido por la Guardia Civil e ingresó en prisión. Juan Carlos Z. H., de 42 años y nacionalidad colombiana, aseguró ante la jueza que no se acordaba de nada y que aquella noche consumió una gran cantidad de alcohol y cocaína. Los motivos del apuñalamiento continúan sin esclarecerse. El agresor explicó que conocía de vista a la víctima, Orlando Marcelo, de 35 años y origen ecuatoriano, pero no recuerda por qué decidió perseguirle 450 metros y propinarle cinco puñaladas: tres por la espalda y dos de frente.
La propietaria del bar Talaiot en el que se inició la discusión contó a este periódico que su marido separó a los dos hombres y salieron al exterior del local. La víctima, conocida como 'El Torito', era una persona tranquila y nada conflictiva. La dueña del establecimiento al que acudía casi a diario dijo que siempre contaba chistes: "Era de los borrachos chistosos que hacen reír". 'El Torito', según informó la Guardia Civil, recriminó algo a Juan Carlos Z. H. y se inició una pelea. A continuación, los dos abandonaron el establecimiento y el agresor se dirigió a su domicilio y cogió un cuchillo de cocina. Orlando Marcelo, que todavía iba vestido con la ropa del trabajo, se marchó a su casa, pero a la altura del número 2 de la calle Cristòfol Ferrer Pons, frente a la Cooperativa de Artà, le alcanzó el agresor y le dio tres puñaladas por la espalda.
Se cierra, pues, un año sangriento en el que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se han tenido que emplear a fondo para investigar y esclarecer todas estas muertes violentas. La ola de violencia, tan intensa como perturbadora, también se tradujo en 2023 en decenas de otras agresiones brutales, que acabaron con heridos de gravedad. Muchas de ellas de forma gratuita, sin motivo. Un indicio más de que la sociedad está degenerando a pasos agigantados.