Un juzgado de Palma ha archivado de forma definitiva el caso del profesor de un colegio de Palma que fue denunciado por supuesto acoso a una compañera y por «conducta inapropiada» con dos alumnas. De esta forma, la Justicia da la razón al docente, que siempre sostuvo que era inocente. A raíz de las acusaciones, fue despedido de su trabajo.
El entorno del maestro, que era un histórico de la comunidad educativa de Montesión con más de 42 años de experiencia, ha explicado a este periódico que en toda su carrera «ha formado a entre tres mil y cuatro mil alumnos, que ahora están integrados en nuestra sociedad, y durante todo este tiempo no ha habido ni una sola queja ni por parte de los alumnos ni de sus padres».
El profesor ha reiterado a sus amigos que todo ha sido «una caza de brujas con un fin muy concreto: el cubrir o tapar situaciones más comprometedoras y denunciables». Apuntan a que la circular que se publicó tras su despido fue del todo innecesaria: «Pero hasta Jesús fue condenado a la cruz por su propio pueblo, aunque siempre hay alguien, como sucedió allí, que se lava las manos», cuentan sus amigos.
Las mismas fuentes añaden que «el daño moral, económico y social producido es irreversible. Lo han destrozado en todos los aspectos, a pesar de que el juzgado lo ha declarado inocente. Ha pasado un calvario por una sospecha que en ningún momento se ha podido demostrar».
Sus allegados lamentaron que el caso se filtrara a los medios de comunicación, lo que le supuso un dolor añadido para él y su familia: «Y todo ello a pesar de que no fue acusado, ni juzgado, solo se presentó una denuncia y tras una exhaustiva investigación de la Policía Nacional no se hallaron indicios contra él». «Por encima de silencios hipócritas, que ya sabemos que somos muy dados a prejuzgar, por encima de las maldades y malos corazones, su conciencia estuvo, está y estará siempre muy tranquila», concluyen.
El veterano profesor despedido no descarta, una vez que el juzgado de Palma le ha dado la razón en el proceso penal, pedir una indemnización económica por el daño sufrido en este proceso. Sus allegados han contado que, «se queda con las manos tendidas de amigos y antiguos alumnos, que han estado y están a su lado. Y naturalmente agradece el apoyo incondicional de su familia. La realidad es que él duermo muy tranquilo: ¿podrán hacerlo los demás?».