En 2019 el asesinato de Romina Celeste, de 29 años, la convirtió en la primera víctima de violencia de género de ese año. Su marido, Raúl Díaz, acusado de matarla, descuartizarla y quemarla en una barbacoa de la casa de Lanzarote en la que convivían, está a punto de quedar en libertad ya que cumple cuatro años de prisión preventiva sin que se celebrase un juicio.
La Fiscalía ya ha pedido medidas cautelares, como su comparecencia diaria en los juzgados, ante su inminente puesta en libertad ya que aún ni siquiera se ha fijado la fecha del juicio. En el momento de los hechos Díaz, ingeniero industrial de 44 años de edad, declaró que al volver a su casa tras las celebraciones de Año Nuevo en las que consumió drogas encontró a Romina sin vida. Esto lo asustó y procedió a descuartizar su cuerpo y quemar parte de él en la barbacoa de su jardín.
El humo y el hedor alertaron a los vecinos que al presentarse en su domicilio les contó que estaba haciendo un asado. Después de una semana de incesantes llamados de su suegra Díaz decidió denunciar la desaparición de Romina ante la Guardia Civil. Se convirtió en el principal sospechoso y fue detenido el 13 de enero tras confesar a un amigo como se había desecho del resto del cuerpo de su mujer.
El acusado metió lo que quedaba del cadáver en bolsas de basura y alquiló un coche para llevarlas a la zona de Los Hervideros, uno de los lugares preferidos de la víctima, y tirarlas al mar. Sólo pudo encontrarse un pequeño trozo del pulmón de donde se puedo extraer una muestra de ADN. Ante su inminente salida de prisión la familia de Romina sostiene que el acusado intentará fugarse.