Una red de 20 empresas, 32 promociones fantasma comercializadas en Mallorca, 235 personas afectadas y 3,5 millones defraudados a base de cobrar anticipos por viviendas que nunca se iban a construir. Este es el resultado de la mayor estafa inmobiliaria cometida en Baleares, que la titular de Instrucción 11 de Palma ha terminado de investigar esta misma semana. Carlos García Roldán, cabeza visible de Lujocasa, y otros ocho colaboradores están acusados por un rosario de delitos: estafa, grupo criminal, falsedad, insolvencia punible y blanqueo de capitales.
La trama comenzó a fraguarse en 2016 cuando Carlos García Roldán constituyó Lujocasa sin ningún tipo de capital detrás; cuando se descubrió la estafa, sólo contaba con 6.000 euros a nombre de la empresa: un vehículo de segunda mano. Para dar credibilidad al negocio, el líder de la trama se rodeó de un grupo de colaboradores que hiciesen creíble todo el tinglado. El italiano Michele Pilato, propietario de Mallorca Investment, que se encargaba de comercializar los pisos; los dos testaferros que supuestamente empleaba García Roldán para canalizar los fondos, uno de ellos, el propietario de una peluquería en Tarragona; Brilly Vanessa R., ahora expareja sentimental de García Roldán, una colombiana de 24 años que fue contratada por la empresa como promotor durante un año, y aunque nunca trabajó, recibió hasta cinco ingresos en su cuenta bancaria con un total de 6.850 euros; el constructor José Antonio Mir; y el arquitecto Bruno F., entre otros.
La mecánica de la estafa siempre seguía el mismo patrón: Lujocasa presentaba el proyecto básico para poder limpiar el terreno y colocar una caseta de obras, con la idea de dar la apariencia de viabilidad a las futuras promociones inmobiliarias. Pero la realidad es que no contaban con la licencia para edificar en ninguno de los proyectos que comercializaban, y en la mayoría de lo casos ni siquiera tenían la propiedad de los terrenos.
La desfachatez de los socios de Lujocasa era tal, que llegaron a promocionar una construcción fantasma en la calle Arxiduc Lluis Salvador de Palma con hasta 98 viviendas. La investigación deja claro que Lujocasa ni el resto de empresas implicadas tuvieron intención alguna ni medios para poder acometer las construcciones prometidas: hubieran necesitado más treinta millones de euros para hacerlo, según los investigadores.
El esquema de trabajo era el siguiente: Michele Pilato se encargaba de publicitar las promociones a construir a través de la web de Lujocasa y de su inmobiliaria; el constructor José Antonio Mir participaba en las reuniones con los futuros clientes para ofrecerles su visión sobre las obras que se podían realizar en las viviendas que iban a adquirir sobre plano; mientras que García Roldán era quien realizaba los contratos con los compradores de los inmuebles. Así, la red cobraba anticipos y reservas a los inversores, que llegaban hasta un 20 por ciento del precio final de la vivienda, entre 10.000 y 100.000 euros llegaron a estafar a los futuros compradores.
Operación Lloriquera
El entramado empezó a desmoronarse cuando pasaba el tiempo y las promociones no se construían. En agosto de 2018 se ponía en marcha la ‘operación Lloriguera', pero cuando el juez titular de Instrucción 8 de Palma decretó la detención de Carlos García Roldán 'Charly' -el 2 de agosto-, ya se había dado a la fuga. El que entonces se convertía en el hombre más buscado de Mallorca se había esfumado en abril de ese año, cuando vio que la estafa no se sostenía y una tormenta de querellas y denuncias se le venían encima.
Dejó de coger el teléfono y ni se molestaba en responder los WhatsApps, las llamadas y los emails de las más de doscientas personas a las que supuestamente ha estafado. Su hermana dio la cara por él y se puso al frente de la empresa hasta que saltó la noticia. Era la que se encargaba de responder las dudas de las decenas de clientes afectados. Poco más podía hacer.
Según la acusación pública, Carlos García Roldán era el que decidía el destino de los fondos y disfrutaba de los beneficios. El casino de Palma, los hoteles de lujo y las botellas Moët & Chandon, su debilidad. Desvió más de dos millones de euros en transferencias, gastó en efectivo otros 900.000 euros y se fundió en el casino más de 700.000, de los que pudo recuperar medio millón, jugando de nuevo. Los trabajadores del casino de Palma lo recordaban perfectamente, hasta le habían puesto el mote de Donald Trump por su parecido con el ahora expresidente de Estados Unidos. Era un cliente habitual y siempre acudía acompañado de diferentes mujeres. ¿El resto del dinero estafado? Se esfumó...
Anillos de Bulgari, 14.000 euros en Rolex, fiestas a todo tren en beach clubs de Mallorca a 2.700 euros la tarde, cargos diarios de 600 y 900 euros en Megapark, comidas en restaurantes de toda la Isla con cuentas de hasta 1.000 euros, apuestas en casinos... todo a nombre de Lujocasa, todo a costa de los inversores estafados. Los socios de Carlos García Roldán tampoco eran 'hermanitas de la caridad' precisamente: despilfarraban y vivían a todo tren. Uno de los socios acusados llegó a apostar hasta en 126 ocasiones en el casino de Palma. Cuando el cabecilla de la trama huyó, las cuentas de la promotora pasaron de contar con importantes cantidades de dinero a quedarse a cero. El dinero, simplemente, se esfumó.
El cerebro de la macroestafa
Carlos García Roldán desapareció en abril de 2018. Llegó a Colombia el día 12 de ese mismo mes siguiendo la ruta Palma–París–Bogotá. Allí se sometió a una operación de cirugía estética para cambiar sus facciones, adelgazó varios kilos, se tiñó el pelo e intentó pasar desapercibido en Buga, una ciudad colombiana de 98.000 habitantes, donde se había criado su, por entonces, pareja sentimental; es más, 'Charly' se instaló en la casa de la abuela de su novia, aunque también se dejaba caer por la vivienda de la nueva 'amiga' que se había echado en Colombia. Trabajaba como repartidor con una motocicleta porque la Guardia Civil de Algaida le había bloqueado todas sus cuentas, e intentaba pasar desapercibido a ojos del mundo. Sus días de fiestas sin fin habían terminado.
En febrero de 2019 fue detenido en una operación conjunta entre la policía colombiana y la Guardia Civil. Y no fue hasta diciembre de ese año cuando el Gobierno colombiano autorizó la extradición de García Roldán a Mallorca. A su llegada a España, el cerebro de la macroestafa adujo haber huido porque «una persona vino a la oficina con una pistola, y me dijo que me iba a matar». Además, aseguró que su intención nunca fue quedarse con el dinero de nadie. Su huida había durado diez meses.
A la espera de juicio, y con la mayoría de los implicados en prisión preventiva, las más de 200 víctimas de la macroestafa tienen esperanza en recuperar el dinero invertido en estas viviendas que nunca llegaron a construirse. Lujocasa debe en total 4.888.280,93 euros a los 232 acreedores. El problema es que sus activos son mucho más limitados: 1.823.670,05 euros, casi todo en varios solares.