Una ensalada de burrata, una pizza cuatro estaciones y dos botellines de Estrella. Un hombre ha recordado la mañana de este lunes en el juicio lo que cenó el 26 de junio de 2016. Fue el último día de su vida que vio con los dos ojos.
Aquella noche mantuvo una discusión con su entonces pareja al llegar a su casa de Palma. «Trabajábamos juntos y normalmente la recogía al salir del trabajo. Ese día estaba muy cansado y le dije que no iría a buscarla. Fui a cenar a una pizzería y cuando llegué a casa ya estaba ella. Me dijo que dónde había estado, que olía a alcohol».
El perjudicado recibió un puñetazo y cayó al suelo. «Tenía el ojo izquierdo fuera de la órbita», ha dicho en la vista celebrada en la Audiencia Provincial.
«Mi pareja me dijo de ir al médico pero yo le comenté que la podían denunciar y decidimos contar que me habían dado un codazo. La doctora no se lo creyó, pero bueno. Fue un golpe muy fuerte», ha añadido. La doctora explicó al herido que tenía la pupila partida y que no iba a recuperar la visión.
El ojo se hinchó de manera «exagerada», pero el hombre estaba enamorado y no quiso que su novia tuviera problemas. «La vi muy nerviosa y pedí el alta voluntaria». Después de la agresión siguieron juntos, pero la relación se deterioró a raíz de lo ocurrido y se rompió en agosto.
«La denuncié porque vi que había perdido un ojo. Tardé en denunciar porque seguía enamorado de ella». El hombre, que sufrió un traumatismo ocular, no sigue ningún tratamiento porque su ojo, aseguró, «no tiene solución».
La mujer ha asegurado ante el tribunal de la Sección Segunda que su entonces pareja se fue de copas con un amigo y recibió un codazo en el ojo izquierdo. La acusada ha negado que le propinara un puñetazo tras una discusión en el domicilio en el que convivían.
Además, ha añadido que en agosto tuvo un aborto y se fue a la Península a vivir. «En octubre le denuncié por haberme sustraído dinero, pero me dijo que me pagaría cuando cobrara del paro. Fue entonces cuando me recriminó que le había golpeado y le había dejado sin ojo".
Un compañero de trabajo de ambos ha declarado que la pareja le contó que la noche anterior se había enzarzado en una discusión. «Ella dijo que estaba muy arrepentida porque se le había escapado la mano». Otro compañero ha manifestado que el hombre le dijo que ella le había golpeado en el ojo izquierdo. La cafetería en la que trabajaban ambos no permitía que hubiera relaciones entre empleados.
Un forense que ha valorado los informes médicos de la víctima ha confirmado que el ojo izquierdo «ha perdido toda su función». El médico ha recordado que el individuo era chef y que no podrá volver a utilizar un cuchillo «con eficiencia» ni llevar vehículos a motor porque no tiene suficiente visión. «Lo más probable es que si hubiera seguido el tratamiento médico no tendría ninguna deformidad».