La sociedad francesa ha reaccionado con estupor a la muerte hace unos días de un hombre tras ser reducido por parte de la Policía en un control en París. Según han denunciado entidades civiles y por los derechos sociales, como la Ligue des droits de l?Homme (LDH), el repartidor Cédric Chouviat murió de hipoxia (falta de oxígeno) al ser detenido y placado por supuestamente resistirse a un control de tráfico.
El caso todavía se investiga aunque ya se conocen datos de la autopsia, según los cuales la maniobra rompió la laringe del arrestado y le condujo a un paro cardíaco y muerte cerebral.
En las redes sociales se han publicado imágenes de la detención, en las que se aprecia cómo dos agentes lo mantienen placado boca abajo en el suelo, mientras otro lo esposa. Chouviat mueve ligeramente las piernas, como en un intento de zafarse de la presa o de respirar, un intento baldío.
«La muerte de un hombre no puede pasarse por alto en silencio. No podemos dejar pasar estos controles policiales mortales», dijo en rueda de prensa el presidente de LDH.
La mencionada organización ha mostrado también en las redes sociales imágenes de televisión en las que aparece el fallecido en un anterior control policial. En ellas Chouviat muestra una buena predisposición a colaborar con los agentes.
Esta técnica de reducción es utilizada por los cuerpos y fuerzas de seguridad a lo largo y ancho del mundo, también en España, aunque desde la LDH se hacen eco de fuentes jurídicas que afirman que la misma «ha causado muchas muertes y por ello está prohibida en muchos países debido a su peligrosidad».
«Estamos asistiendo a una americanización de las técnicas policiales en Francia. La técnica utilizada contra Cédric es desproporcionada e inapropiada. Esta modalidad se ve agravada por el hecho de que no se le quita el casco», afirman.
Cabe mencionar que en Francia se presentó un proyecto de ley para prohibir esta maniobra a principios de 2019, que fue rechazado por la mayoría parlamentaria.