Todo empezó en 1846. Dos años después de que el Duque de Ahumada hubiera creado la Guardia Civil, una compañía compuesta por dos secciones llegó por primera vez a Mallorca. La mandaba un segundo capitán y la formaban 72 efectivos.
Fue el 20 de septiembre cuando desembarcaron en el puerto de Palma los 24 primeros guardias civiles, bajo las órdenes del segundo teniente Pedro José Sancho, que había nacido en Artà. La planta baja del claustro del convento de Sant Francesc, en Palma, fue el primer cuartel de este contingente.
Esta fue la primera célula del cuerpo, que se estableció primero en la ciudad de Palma y luego se fue extendiendo a todas las poblaciones más importantes de las islas. Al principio los guardias eran originarios de la Península, pero con el paso de los años llegaron los primeros aspirantes mallorquines. Fue un hito importante para la integración benemérita, porque en el medio rural apenas se conocía el castellano. A finales de 1847, un grupo de 12 guardias civiles bajo las órdenes de un teniente llegaron a Ciutadella, creándose el primer destacamento de Menorca, y a finales de ese mismo año, un pequeño grupo de guardias desembarcó en Eivissa, pero no se constituyó oficialmente como unidad ya que faltaba un oficial que los mandara. El 15 de abril de 1851 un terremoto sacudió Ciutat y provocó el traslado del acuartelamiento al claustro del convento de La Merced. En 1855 ya hay constancia de la existencia de una línea en Sóller, al mando de un segundo teniente. Esta localidad tenía en esa época importantes comunicaciones marítimas comerciales con Barcelona y el sur de Francia. También ese mismo año se constituyó un puesto en Llucmajor.
En el año 1857, la jefatura de la comandancia se fijó oficialmente en Palma. En 1871, la compañía de la capital vio aumentado sus efectivos y pasó a ser mandada por un comandante. A partir del año 1876, al poderse disponer de más plantilla y aumentarse las necesidades de servicios, se crearon nuevos puestos que cubrían prácticamente toda la geografía de las islas. Trece años después la compañía de la Guardia Civil establecida en Balears pasa a denominarse «Comandancia Exenta de Baleares»y en 1902 cambia la denominación a «Comandancia de la Provincia de Baleares».
En el centro de la imagen se aprecia a dos guardias civiles patrullando durante el Dijous Bo de 1903 en Inca.
Un guardia civil y su esposa en 1905
Un mando benemérito pasa revista de armas en el cuartel de Sineu en el año 1912.
En 1928 se creó el puesto de Formentera con una dotación de un sargento, un cabo y nueve guardias. En 1929, se cambia la sede de la comandancia de Baleares a la calle General Riera de Palma, que era un acuartelamiento alquilado de propiedad particular, donde permaneció 55 años hasta el traslado a la actual sede en la calle Manuel Azaña. En septiembre de 1935, se autoriza a la Comandancia el uso de una Bandera Nacional con la «Corbata de la Beneficencia», que fue adquirida por suscripción popular.
Finalizada la Guerra Civil, el 15 de marzo de 1940, el Gobierno tomó la decisión de fusionar los cuerpos de la Guardia Civil con el de los Carabineros, y quedó establecido en el archipiélago el 41º Tercio Mixto de la Guardia Civil. Estaba compuesto por dos Comandancias: la 141º Comandancia de Costas y la 242º comandancia Rural. Así permaneció hasta octubre de 1945, cambiando entonces al 44º Tercio de la Guardia Civil de Baleares, formado por dos comandancias: la 144ª con residencia en Palma y la 244ª con residencia en Inca. Otro dato histórico es la creación, en marzo de 1944, del destacamento de la Guardia Civil de Cabrera, cuyos agentes se instalaron en sus inicios en un edificio propiedad del Estado. La guarnición pasó auténticas penurias, ya que la Isla estaba bastante aislada. El 16 de julio de 1960, el puesto de especialistas del aeródromo de Son Bonet se trasladó al nuevo aeropuerto de Son Sant Joan. Lo componían un cabo, seis guardias y una matrona.
La Comandancia de General Riera, en los años 70.
Desde 1985, cuando el Rey Juan Carlos inauguró la actual comandancia en el polígono de Levante, el acuartelamiento permanece en la calle Manuel Azaña. Recientemente fue reformado y en la actualidad luce moderno y sobrio, a semejanza del cuerpo, que a lo largo de su historia ha sabido adaptarse a los cambios políticos, demográficos y culturales del país. Y se ha sobrepuesto, que no olvidado, al terrible atentado de ETA en 2009 en Palmanova, que mató a dos jóvenes guardias.
En 1988 se produjo la incorporación de la mujer al cuerpo.
Son 175 años, pero los valores fundacionales siguen tan vigentes como el primer día. El honor sigue siendo la principal divisa. Una vez que se pierde, no se recupera nunca.