Familiares de víctimas de «violencia vial», entre ellas la de Paula Fornés y Daniel Viñals, se concentrarán este domingo 17 de noviembre, Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, en la Plaza Callao de Madrid, para exigir justicia y recordar a sus familiares, que perdieron la vida por culpa de conductores ebrios o drogados.
En concreto, estas familias exigen un aumento de las penas de cárcel para aquellos conductores que, habiendo bebido o consumido algún tipo de droga, han sido responsables de la muerte de otras. Además de un endurecimiento de las penas, piden la incorporación obligatoria de dispositivos anti-alcohol en los nuevos vehículos que salgan al mercado.
Ambas reclamaciones fueron materializadas en distintas peticiones a través de Change.org que llegaron a remitir a distintas instituciones parlamentarias, llegando a obtener centenares de miles de apoyos.
El acto está organizado por las familias de cinco víctimas de este tipo de casos, que también realizarán un homenaje en recuerdo de sus seres queridos fallecidos: Ana Herrera, Iván Jiménez, Paula Fornés, Daniel Viñals y Víctor López.
En declaraciones a Europa Press, Laura Herrera incide en que, tanto en el caso de su hermana Ana como en el resto, sus muertes no se debieron a accidentes de tráfico, sino a «violencia vial» perpetrada por un conductor bajo los efectos del alcohol o las drogas.
Durante la concentración, las familias leerán un Manifiesto donde exigirán justicia para sus familiares muertos y recogerán firmas y testimonios en un Libro Blanco que harán llegar al Congreso de los Diputados.
«La sociedad no está todavía concienciada de que esto ocurre en las carreteras, de que esto le puede pasar a cualquiera», ha hincapié Herrero, que además recuerda que es el tipo de «violencia» que «más mata anualmente».
Cinco vidas
Ana Herrero tenía 37 años cuando sufrió un accidente de tráfico el 13 de junio de 2018 en la carretera M-600 de San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Murió por el impacto de un vehículo que invadió el carril por el que transitaba Ana con su coche aquel día. El conductor de este vehículo triplicaba la tasa de alcohol máxima permitida.
Iván Jiménez murió el 9 de diciembre de 2016 atropellado mientras esperaba al autobús por un coche que circulaba a 135 kilómetros por hora en el Paseo de la Castellana de Madrid. Tenía 15 años. El conductor multiplicaba por siete el nivel de alcohol permitido y dio positivo en drogas. No era la primera vez que el autor del atropello cometía un delito, en el momento que se cruzó con Iván contaba con 45 condenas por delitos viales, robo con violencia y estafa.
Con 15 años también perdió la vida Paula Fornés. El trágico suceso tuvo lugar sobre las 2.00 horas de la noche del 24 de junio de 2018, en la noche de Sant Joan, en Sa Ràpita (Mallorca). Paula fue atropellada por una conductora bebida, que huyó tras los hechos. La menor sufrió un politraumatismo severo y una parada cardiorrespiratoria que le causaron la muerte. En el momento del accidente, la menor iba acompañada por unos amigos suyos, también menores de edad, que presenciaron el atropello.
Daniel Viñals iba en bicicleta cuando falleció el 29 de abril de 2017 tras resultar atropellado por un conductor que dio positivo en alcohol, cocaína y metanfetamina, y que se dio a la fuga tras el accidente. El suceso tuvo lugar en Ibiza, en la carretera de Sant Josep. Viñals tenía 34 años.
Víctor López falleció el 15 de septiembre de este año después de que su vehículo impactase frontalmente con otro que conducía en dirección contraria en el kilómetro 25 de la M-50, a la altura de Rivas (Madrid). El siniestro se produjo a las 6.39. Víctor, de 20 años, iba a trabajar aquel día cuando se cruzó con este 'kamikaze', que además iba ebrio.
Las familias que se concentrarán este domingo en Madrid exigen un endurecimiento de las penas de cárcel para quienes causen el fallecimiento de una persona en un accidente de tráfico, pese a que ya se aprobó un incremento de las mismas este año, mediante la modificación del Código Penal que entró en vigor el pasado 3 de marzo.
Los familiares piden una revisión penal, pues lamentan que la reforma solo incrementase la pena de 4 a 6 años de cárcel en dos supuestos: cuando el resultado mínimo es de dos fallecidos, o cuando haya un fallecido y un lesionado muy grave (siempre y cuando el accidente sea por una imprudencia grave), circunstancia que no se aplica en los casos de Ana, Iván, Paula, Daniel o Víctor, donde el resultado fue 'únicamente' de una pérdida humana, pese a que en todos ellos los accidentes tuvieron lugar porque los responsables cometieron imprudencias graves.
Según la modificación penal, se imputa imprudencia grave de manera automática en tres circunstancias: cuando el responsable supera la velocidad máxima permitida en 60 km/h en ciudad ó 80 km/h en carretera; cuando dé una tasa de alcohol superior a 0,6 mg/l de aire espirado (1,2 g/l en sangre); o cuando conduzca bajo la influencia de drogas. En los cinco casos el conductor que produjo el siniestro cumplía, al menos, uno de los requisitos.