La desolación ha cundido entre los mineros, los bomberos y los guardias civiles, que se han fundido en abrazos tras participar en el rescate de Julen, el niño de dos años que cayó a un profundo y estrecho pozo el 13 de enero en Totalán (Málaga) y que ha sido hallado muerto en la madrugada de este sábado.
De «inmensa tristeza» ha calificado el diputado responsable del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga, Francisco Delgado el ambiente vivido esta madrugada tras ser hallado el menor sin vida. «Una lucha titánica contra la montaña», afirmaba Francisco Delgado en relación a los trabajos de los rescatadores y testigo de esos abrazos.
La situación ha sido de «alivio al haberlo encontrado porque era el objetivo y el mazazo de encontrarlo muerto», añadía el responsable del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga.
Entre ellos, en la zona también se encontraba el ingeniero de Caminos y Canales Angel García, coordinador de la gran obra de ingeniería civil humanitaria realizada en estos trece días hasta llegar a Julen. García ha descrito las escenas emocionantes y de tristeza entre los efectivos por las ilusiones que habían puestas respecto a la posibilidad de encontrar con vida al pequeño. «Nos hemos consolado unos con otros», subrayaba el ingeniero.
Con los rescatadores han estado también autoridades de las distintas administraciones que han tenido que ver con el operativo: Gobierno Central, Junta de Andalucía y Diputación Provincial, además de mandos de la Guardia Civil.