La Fiscalía reclama una condena de siete años de cárcel a una reclusa por abusar de su compañera de celda. Según la calificación del ministerio público, las acusada aprovechaba que la otra reclusa dormía para someterla a distintos abusos que incluyen penetración.
La acusada, de 36 años de edad habría mantenido esos abusos en varias ocasiones durante el mes y medio en el que ambas compartieron la celda 60 del centro penitenciario de Palma, entre el tres de mayo y el 16 de junio de 2015. La víctima contó lo ocurrido a una funcionaria del centro y, a partir de ahí, se inició una causa en un juzgado de instrucción de Palma. Además de la declaración de la víctima hay otras pruebas como una carta en la que se reflejan los hechos y en las que, supuestamente la acusada admitiría que algo había hecho a su compañera de piso. Durante la instrucción también se investigó si la acusada había dado algún tipo de sedante a la víctima para poder abusar de ella, si bien la acusación no incluye esta posibilidad en su calificación provisional.
El ministerio público califica los hechos como un delito de abuso sexual con acceso carnal al entender que la acusada se aprovechaba de que la víctima estaba dormida y no podía responder a los tocamientos de su compañera de piso. Junto a la condena de siete años de cárcel, la fiscal del caso reclama una indemnización para la víctima de 1.500 euros por daños morales. De esta cantidad es responsable civil subsidiaria el centro penitenciario de Palma ya que el tiene la obligación de garantizar la seguridad de los internos. El juicio se celebrará el próximo mes de junio en la Audiencia Provincial de Palma siempre que no se alcance un acuerdo en una vista previa que está señalada para el día 23 de mayo entre la Fiscalía y la defensa. La víctima no está personada como acusación en el juicio y hace tiempo que ya está en libertad tras cumplir la condena que la mantenía en la cárcel. No así la acusada que todavía permanece en el centro penitenciario tras una condena por tráfico de drogas.
La situación de las mujeres en el centro penitenciario de Palma ha sido denunciada en varias ocasiones ya que, al ser un único módulo en el que se encuentran no hay, como en el caso de los reclusos hombres, una separación entre distintos tipos de presas, no existe un módulo de respeto ni división entre presas preventivas y penadas que cumplen condenas ya firmes.