La joven madrileña que denunció haber sufrido una violación grupal en los sanfermines del año pasado ha testificado este martes cerca de cuatro horas ante la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra sin que se le hayan mostrado los vídeos que grabaron los acusados.
La chica ha prestado declaración ante la sala sin ningún contacto con los cinco imputados, conocidos como «la manada», ya que la sala ha decidido mantenerles la mañana de este martes en una estancia separada.
El testimonio se ha demorado porque a los pocos minutos de empezar la vista el tribunal ha decidido hacer un receso para deliberar sobre la conveniencia de que la joven viera durante su comparecencia los vídeos que grabaron los acusados, algo a lo que se ha opuesto la fiscalía.
Son varias piezas breves que para las distintas acusaciones son la prueba de cargo de la agresión sexual que cometieron en grupo y que para las defensas avalarían la tesis de que las relaciones fueron consentidas.
El tribunal ha decidido que los vídeos se podían ver pero no ha ocurrido así porque nadie lo ha solicitado y la joven ha continuado con su testimonio, en el que estaba obligada a responder a todas las partes ya que había sido citada como denunciante y testigo.
Aunque no ha sido posible escuchar su declaración ni tampoco verla, ya que todo el juicio se celebra a puerta cerrada y además el tribunal ha ordenado otras medidas de seguridad, fuentes del Palacio de Justicia han indicado que la chica ha llegado «tranquila» acompañada por sus padres y una tía.
Tras acceder al edificio en un coche de la Policía Municipal, la denunciante ha sido conducida a la sala del juicio y a las diez en punto, la hora señalada, un funcionario ha salido al pasillo para pedir que entraran los letrados, que esperaban separados de la prensa tras un cordón policial.
Tal y como estaba previsto, minutos después de las 12:30 horas ha llegado la pareja de jóvenes que se encontró a la chica llorando en un banco aquella madrugada, cerca del portal donde ocurrieron los hechos, y dieron aviso a SOS Navarra.
Para este miércoles están citados a declarar cuatro agentes de la Policía Municipal de Pamplona, cuerpo que identificó a los imputados pocas horas después por las cámaras instaladas en el recorrido del encierro, y tres miembros de la Policía Foral, que practicó las detenciones cuando llegaron a la plaza de toros.
Ya este lunes, en la primera sesión, se resolvieron las cuestiones preliminares, sin cambios sobre lo decidido salvo una ampliación del informe encargado por las defensas a unos detectives privados sobre la joven, y también los cinco acusados se declararon «inocentes» del delito continuado de agresión sexual y contra la intimidad.
Cuatro de ellos además negaron el delito de robo con intimidación, mientras que el guardia civil reconoció que había «sustraído» el teléfono móvil de la víctima.
Los cinco están imputados por un delito continuado de agresión sexual, otro contra la intimidad y un tercero por robo con intimidación, por los que la Fiscalía pide 22 años y 10 meses de cárcel para cada uno.
Según el escrito de la acusación, los imputados bajaron la ropa interior de la joven, de 18 años, y le obligaron a realizar felaciones a todos ellos, que también la penetraron, uno anal y vaginalmente, sin usar preservativo y «valiéndose de su superioridad física y numérica» y de la «imposibilidad» de la joven de «ejercer la más mínima resistencia».
Mientras, dos de ellos, «sin el conocimiento ni consentimiento» de la chica, hicieron grabaciones de vídeo y fotografías con sus móviles, «con la intención de vulnerar la intimidad de la víctima y posteriormente mostrarlos, enviarlos y difundirlos a su grupo de amigos».
La acusación añade que cuando «se dieron por satisfechos» y antes de abandonar el lugar, un portal de un céntrico edificio de Pamplona, se apoderaron del móvil de la víctima para que «no pudiera solicitar auxilio».