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«Me dijeron que vendrían a desatarme y pensé que si volvían me matarían»

Toni Bonafé, en la puerta de su finca, ubicada en el Camí Son Lluny, entre Sencelles y Binissalem. | Guillermo Esteban

| Sencelles |

Desde hace más de 60 años, Toni Bonafé, el anciano agredido y amordazado en Sencelles, acude a diario a su finca, ubicada en el Camí Son Lluny, para cuidar de sus animales. «Esta es mi vida. Tengo ovejas, cerdas, palomas y gallinas», comenta el anciano, todavía conmocionado tras lo sucedido. «Sufrí mucho, me dijeron que vendrían a desatarme y pensé que si volvían me matarían», añade, con puntos en su ceja izquierda y moratones en ambos ojos.

Estos días ha recibido constantes visitas de vecinos, periodistas y policía. Su mujer, aquejada de alzheimer, le pide que vuelva pronto a casa.

El lunes, cuando se disponía a regresar a su domicilio, dos individuos lo acecharon por la espalda, y le asestaron puñetazos y patadas en el rostro antes de arrastrarlo por el suelo, atarlo y amordazarlo dentro de la caseta de aperos. «Me preguntaron dónde tenía el dinero y me dijeron que hace cinco años que me vigilaban. Les respondí que en mi casa de Binissalem, en un cajón de un guardarropa, a lo mejor habría unos 400 euros», relata la víctima, de 88 años. Los asaltantes utilizaron unas bridas negras «gruesas y duras» para atarlo con las manos a la espalda. La víctima estaba inmóvil, tumbado en el suelo. «Sabían todo. En lugar de venir por el camino principal, entraron por la parte de atrás».

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