«Yo no tengo nada que ver con la muerte de mi amiga. Sólo me han preguntado por lo que a ellos les interesa». Joel, el acusado de la muerte de Nuria Orol, cerró con esta intervención el juicio por el asesinato de la joven en el Port d'Andratx. Antes, la Fiscalía, la acusación particular y la defensa habían planteado al jurado interpretaciones antagónicas de los múltiples indicios que se han acumulado en el juicio. Las acusaciones mantienen su petición inicial de 20 años de cárcel para Joel y su letrado, Gaspar Oliver niega de plano la autoría de los hechos por parte de su cliente.
La fiscal Mercedes Carrascón sostuvo en su informe que a pesar de no existir una prueba directa todos los indicios demuestran que el acusado fue el asesino. En especial se apoya en las grabaciones de la cámara de seguridad que le grabó el 24 de octubre de 2011 a las 3.55 horas en dirección a casa de la víctima y diez minutos después de regreso a su casa. «Tuvo la oportunidad y estuvo al lado de la casa», aseguró el ministerio público. El otro gran soporte de la acusación es el hecho de que hasta las 3.47 horas -poco antes de tomar la dirección de la vivienda de la víctima- el acusado llamó a Nuria en 22 ocasiones. Es decir, minutos antes de la muerte deja de llamar y no vuelve a hacerlo hasta la tarde siguiente cuando los familiares le dicen que no encuentran a la joven.
Sobre la grabación de la cámara, el letrado de la defensa aseguró que ese margen de diez minutos no es suficiente para que se produjera el crimen. También le quita peso a las llamadas. «Son pocas», llegó a asegurar. De todas ellas sólo le interesa esa última realizada a las siete de la tarde del día siguiente que, según él probaría que Joel intentó localizar a la víctima de buena fe. Las acusaciones interpretan esa llamada como una maniobra del acusado para encubrirse.
Otro punto de discrepancia el la huida de Joel del piso de la víctima después de ir al día siguiente del crimen con la madre de Nuria y descubrir el cadáver. La fiscal resaltó que se fue de copas. «Evidentemente sabía que estaba muerta, por eso se marchó». La defensa plantea que dejó el lugar para regresar con su hermana a la que había dejado sola. Además sostiene que creyó que la joven estaba desmayada después de sufrir una sobredosis. Apoya esta afirmación en que se le colocaron electrodos en el pecho a la víctima para certificar su muerte. Sin embargo, en su declaración Joel había sostenido el primer día del juicio que pensó que Nuria se había suicidado.