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Golpe a Son Banya y sus sucursales

Gran redada antidroga en Palma. | Alejandro Sepúlveda

| Palma de Mallorca |

Siete en punto de la mañana. Amanece plácidamente en Palma. Al romper el alba, una comitiva descomunal de vehículos de la Guardia Civil se pone en marcha, desde la Comandancia de la calle Manuel Azaña. En su hoja de ruta, siete objetivos: Son Banya y seis de sus sucursales palmesanas. Ha empezado la 'operación Benazir'.
Los investigadores del EDOA (Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga) llevaban meses tras la banda de 'El Forrito' y otros familiares de 'La Paca'. Este clan, supuestamente, se había hecho con parte del pastel del narcotráfico en el poblado tras la caída de la matriarca, en 2008. Además, habían cambiado ciertos hábitos, abriendo sucursales en Palma, como si de una entidad bancaria se tratara. El poblado abastecía a esos tentáculos, pero no se acumulaba todo en Son Banya. Que el peligro de una redada siempre está ahí.
En el puerto
La fase inicial de la 'operación Benazir' se llevó a cabo hace unos meses en el puerto de Palma, cuando la Guardia Civil se incautó de un kilo de heroína.
En esa ocasión cayó un 'narco' magrebí, que sin saberlo dio nombre a la operación. Los investigadores fueron tirando del hilo y descubrieron que el poblado gitano estaba detrás de ese alijo. Y en concreto el clan de 'Los Cortés', al que pertenece 'El Forrito'.
Poco a poco se fueron añadiendo indicios y pruebas, y los agentes montaron vigilancias discretas y pincharon teléfonos. El cerco se iba estrechando, en la sombra. En la tarde del martes, los jefes de unidades se reunieron en la Comandancia para ultimar los detalles de la macrorredada. Todo estaba preparado y a las doce de la medianoche, como cortesía, la Benemérita informó al Cuerpo Nacional de Policía que iba a tomar Son Banya al amanecer. El poblado, y las seis casas registradas en Ciutat, se encuentran en demarcación del CNP, y se pretendía evitar fricciones entre Cuerpos.
Asalto
A las siete en punto, un helicóptero sobrevuela Son Banya. Es la señal. 197 guardias civiles, setenta de ellos Grupos Rurales de Seguridad (GRS) llegados desde Barcelona y Valencia, entran en el gueto. Otros se dividen en grupos y se despliegan en las calles Cala Mondragó, Ca Na Verdera, Plaça de Can Llimona, calle Francesc Julià, Fornaris y Josep Villalonga. Es decir, la marea verde se extiende a Son Gotleu, La Soledat, El Terreno, Son Cladera y las inmediaciones de Génova.
En los nueve registros practicados, tres de ellos en Son Banya, hallan un laboratorio de marihuana, 500 gramos de esa sustancia, 106 papelinas de heroína, un bote con una sustancia blanca aún por analizar, 9.000 euros, dos vehículos de alta gama y tres armas de fuego: una escopeta de cañones recortados, una pistola de aire y otra «Taser» de descargas eléctricas.
Además del búnker de 'El Forrito', los agentes se encontraron con otro fortín, esta vez en una casa de La Soledad propiedad de Toni 'El Picao'. Las paredes estaban reforzadas y los guardias civiles tuvieron que emplearse a fondo para acceder al interior. En unos minutos, cayeron dos fortines: el de 'El Forrito' y el de 'El Picao'. Aunque sólo sea simbólico, Son Banya se resquebraja.

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