Se llama Daniel Sevilla, tiene 37 años y reside en Andratx. Cuando era un adolescente, concretamente con 14 años, sufrió una de las experiencias más macabras de su vida y que le han marcado profundamente.
«Yo tenía 14 años y estaba pescando con mi amigo Manolo en Cala Blanca, en Andratx. Estábamos sentados en las rocas con las cañas en el agua y con las piernas en remojo. En un momento dado noté algo raro por los pies. Pensé que era algún pez, pero poco después me di cuenta de que eran huesos», relata Sevilla. «No lo dudé ni un instante y comencé a estirar y... la sorpresa fue mayúscula cuando saqué del mar la pierna de una mujer. Me asusté mucho, pero la metí en la mochila y me presenté en el cuartel de la Policía Local. Aún recuerdo la cara del policía cuando le conté que había encontrado la pierna de una mujer. No me creyó. Acto seguido la saqué de la mochila y se la puse encima del mostrador. Al agente le cambió la cara y se quedó blanco. Tras unos segundos de silencio el policía alertó a la Guardia Civil», relata, visiblemente emocionado Daniel Sevilla.
«Hubo una temporada en la que pasé mucho miedo. Yo conocía a los protagonistas de la macabra historia. Tenían una peluquería y yo trabajaba en un bar próximo. Al final, afortunadamente no me pasó nada», concluye.
La historia de este caso fue seguida paso a paso por los redactores del diario Baleares (Grupo Serra) cronológicamente. A mediados del mes de enero de 1987 aparecía un torso humano en la playa de Los Estanques, en ses Salines. El día 12 de mayo de ese mismo año se hallaba el cadáver de Winfrid Brandten en los acantilados de sa Torre de ses Ànimes.
El 20 de enero de 1988, dos jóvenes (entre ellos Daniel Sevilla) localizaron restos humanos en Cala Blanca. Entre los restos se encontró una dentadura y, quince días más tarde, se comprobó que el torso y los restos eran de la misma persona. Se trataba de una alemana identificada como Dagmar Sprenger.
Investigación
Tras una exhaustiva investigación realizada por parte de la Guardia Civil se descubrió que fue Winfrid Brandt quien asesinó a Dagmar Sprenger y que después éste se puso en contacto con un mafioso alemán, Alfed Heman, quien se desplazó desde Berlín a Mallorca, y ambos descuartizaron el cadáver y lo hicieron desaparecer.
La joven Dagmar fue apuñalada por su amante, Winfrid Brandt, en el interior de un apartamento de la calle Eucaliptus de Peguera. El crimen se llevó a cabo cuando Dagmar amenazó a Brandt con denunciar a la policía su relación con el mundo del narcotráfico. Posteriormente el varón se puso en contacto con la mafia alemana y descuartizó a la mujer.