El acusado de violar a su pareja en dos ocasiones en Palma y de intentar matarla tras golpearla varias veces en la cabeza con una botella de whisky protagonizó ayer un final de juicio sorprendente. Después de negar durante la vista haber atacado a su pareja, el acusado hizo uso de su turno de última palabra. En él, entre sollozos pidió disculpas e implícitamente aceptó los cargos: «Yo sé que las cosas cuando uno las hace mal las tiene que pagar. El hombre a veces se equivoca», señaló. Antes, el acusado había admitido que vivía cerca de la calle Aragón con la víctima y otra mujer con la que tiene dos hijos.
Según su versión, el día de los hechos, en abril de 2009, llegó a casa y se encontró a la víctima con otro hombre. Discutieron, ella se trabó la pierna con una manta y se cayó al suelo. Además niega las dos agresiones sexuales.
El relato de la víctima es otro. Según señaló, el acusado la violó una noche, a pesar de que había sido operada de un cáncer de útero y el médico le había prohibido mantener relaciones sexuales. Dos días después, ella intentó salir de casa. Su pareja reaccionó con violencia, la impidió salir y volvió a violarla. Después se inició una riña en la que el acusado cogió una botella de whisky y golpeó a la mujer: «Me dio tres veces y la sangre me corría por la cara». Después, según la mujer intentó estrangularla y terminó amenazándola con un cuchillo. Incluso intentó coser a la víctima con sus propias manos antes de llevarla al hospital. El acusado, boliviano de 35 años después huyó durante un mes de la policía.