La autopsia descartó ayer que en la muerte del empresario Paco Lavao hubiera implicadas otras personas. De esta forma, la Policía Judicial de la Guardia Civil da «prácticamente por cerrado» el caso y concluye que el conocido empresario se quitó la vida de forma voluntaria en los acantilados de Bahía Grande (Llucmajor).
El forense practicó la autopsia ayer por la mañana, en las instalaciones palmesanas del Instituto Anatómico, junto al polideportivo de San Fernando. En las conclusiones provisionales se establece que la muerte del fundador de la cadena de supermercados SYP fue por politraumatismos y no se aprecian indicios sospechosos.
Caída
La autopsia también ha desvelado que durante su caída de 40 metros en el precipicio de Llucmajor, Lavao se golpeó con distintos salientes, antes de llegar a las rocas junto al mar.
El empresario, antes de quitarse la vida, dejó una nota manuscrita dirigida a su familia en la que explicaba sus intenciones. La carta se encuentra en poder del Juzgado de Instrucción número 2 de Palma, que instruye las diligencias por su muerte.
Desde hace meses Lavao atravesaba por un estado anímico muy bajo, derivado de sus problemas económicos y de otras tribulaciones, según explicaron ayer en fuentes de su entorno. El lunes por la mañana su familia interpuso una denuncia por desaparición en la Jefatura Superior de Policía. Los agentes del Grupo de Homicidios, siguiendo el protocolo habitual en estos casos, realizaron algunas gestiones y por la tarde la Guardia Civil fue informada de que había aparecido un cuerpo en unas rocas de Bahía Grande. El helicóptero del Cuerpo sobrevoló la zona y al poco tiempo se descubrió el Porsche de Lavao correctamente estacionado, en las inmediaciones donde se había avistado el cuerpo. Efectivos del GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña) descendieron con cuerdas y arneses hasta la base del precipicio y rescataron el cadáver. Su familia reconoció después el cuerpo.