Los 33 obreros que desde el 5 de agosto están atrapados a 700 metros de profundidad en una mina del norte de Chile comenzaron a recibir ayer elementos para facilitar su vida bajo tierra, mientras es inminente el inicio de la excavación por la que se pretende sacarlos, según las autoridades.
De forma paralela, el Gobierno sigue estudiando «hasta diez» vías de rescate alternativas, para poder acortar el período de entre tres y cuatro meses que se calcula tardará la perforación del conducto, de casi 70 centímetros de diámetro, por el que los atrapados serán sacados a la superficie, según explicó el ministro de Minería, Laurence Golborne.
Ayer, los familiares de los mineros, que siguen junto a la mina San José, a 830 kilómetros al norte de Santiago, recibieron un saludo pronunciado por el Papa Benedicto XVI en su rezo del Angelus y la noticia de que los 33 recibieron los mensajes que les enviaron el sábado, en un vídeo, a las profundidades.
También, André Sougarret, el ingeniero encargado de las perforaciones, dijo que se hará lo posible por comenzar la excavación hoy, tras terminar un refuerzo del terreno en el cerro donde ha sido instalada la máquina, de unas 30 toneladas de peso.