El delegado del Gobierno en Baleares, Ramón Socías, ha asegurado que los indicios de los que hasta hoy dispone la Guardia Civil sobre el origen del incendio que ha arrasado 350 hectáreas en Benirràs, al norte de Eivissa, no son «suficientes para otorgar la autoría a nadie».
Socías ha pedido «que se deje trabajar a los investigadores» del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del instituto armado, cuya principal hipótesis es que el fuego comenzó por una negligencia en el entorno de una cueva habitada situada en las proximidades de Cala Benirràs, aunque no descartan otras posibilidades.
El delegado del Gobierno ha lamentado las informaciones que apuntaban directamente a las moradoras de la cueva como causantes del incendio que se declaró el pasado domingo.
«Si ponemos una marca encima de unas personas en concreto y luego resulta que no son, a lo mejor estamos perjudicando el poder encontrar a los verdaderos culpables de que se originase el fuego», ha manifestado.
Respecto a las consecuencias que podría tener su conducta para el presumible autor de la negligencia que investiga la Guardia Civil, Socías ha indicado que «serán los jueces quienes lo determinarán», pero ha recordado que «hay imprudencias que pueden ser consideradas incluso criminales».
Por otro lado, ha expresado su sorpresa por las críticas de Antoni Marí, alcalde de Sant Joan, el municipio donde se produjo el incendio, y ha recordado que si consideraba que las fiestas que congregan a cientos de personas en Cala Benirras eran peligrosas para el entorno protegido tenía en su mano adoptar medidas para impedirlas.
«Con una ordenanza municipal puede decidir qué es lo que deja hacer y lo qué no deja hacer», ha incidido Socías, para quien hay toda «una escala administrativa» que puede regular las concentraciones si se llega a la conclusión de que la «presión humana» supone un riesgo para un determinado espacio natural.