Agentes de la Guardia Civil han intensificado la vigilancia sobre Antonio Serrano con la finalidad de evitar que pueda ser objeto de una nueva agresión.
A raíz de la brutal paliza sufrida por el que fue el principal sospechoso de la desaparición de Àngeles Arroyo y de Margalida Bestard, los cuerpos de seguridad no descartan la posibilidad de que los supuestos agresores pudieran tratar de repetir una nueva agresión, aunque lo consideran poco probable. Por este motivo y, a pesar de que el agredido declinase prestar declaración y contar lo sucedido a los agentes responsables de la investigación, la Guardia Civil, en su afán de velar por la seguridad de todos los ciudadanos, extremará las precauciones y la seguridad de Antonio Serrano.
De hecho, según fuentes próximas a la investigación del caso a las que ha tenido acceso Ultima Hora, el agredido permanece todavía ingresado en el hospital de Son Llàtzer donde se recupera de las heridas producidas por la agresión recibida. Desde un primer momento se intentó ocultar por todos los medios, por orden policial, que Serrano se encontraba ingresado en el centro hospitalario precisamente para evitar las labores de investigación y facilitar a los agresores el paradero de su víctima.
Durante toda la jornada de ayer los responsables de la Policía Judicial de la Guardia Civil siguieron realizando pesquisas pertinentes con la finalidad de esclarecer la autoría de los presuntos agresores y si actuaron por iniciativa propia o por encargo.
Al parecer y, tras prestar voluntariamente declaración ante la Guardia Civil, Miquel Serra, hijo de Margalida Bestard y su cuñado han quedado totalmente al margen de cualquier tipo de duda que pudiera pesar sobre ellos. Numerosos testigos han ratificado la coartada de que Serra en el momento de producirse la agresión se encontraba pescando con su embarcación a 25 millas de Cabrera mientras que su cuñado estaba en Menorca. El Grupo de Homicidios sigue investigando y no se descartan que en las próximas horas se produzcan detenciones.