Rafael García, alias 'Rafita', quedará hoy libre de la Justicia al concluir los tres años de libertad vigilada que le impuso un juez de menores como parte de la condena a cuatro años de internamiento por participar en el asesinato en mayo de 2003 de Sandra Palo, la menor de la localidad madrileña de Getafe que fue raptada, violada y asesinada en 2003.
El 27 de junio de 2007, 'Rafita' abandonó el centro de menores Renasco en Carabanchel (Madrid) tras extinguir los cuatros años de internamiento que se le impuso como medida judicial. Tras abandonar el centro, al joven se le trasladó fuera de Madrid a un centro de régimen abierto para cumplir tres años de libertad vigilada.
Durante estos años, el joven no ha dejado de delinquir. En total, se le atribuyen seis delitos desde que tiene la mayoría de edad y cumple el régimen de libertad vigilada. Se le acusa de tratar de robar dos vehículos en Hortaleza y Carabanchel, de dos robos con fuerza cometidos en Alcorcón y Benalmádena (Málaga) y de los intentos de robo en el aparcamiento del hospital de Alcorcón.
Las dificultades en el control de la libertad vigilada llevaron a un enfrentamiento entre la Comunidad de Madrid e Instituciones Penitenciarias. Tras varias reuniones de expertos, la Administración penitenciaria asumió la tutela del chico.
Culpas
María del Mar Bermúdez, la madre de la joven asesinada Sandra Palo, ha culpabilizado a «todos los que hicieron» la Ley del Menor de que uno de los asesinos de su hija, Rafael F.G., «El Rafita», cumpla mañana la pena de cuatro años de internamiento y tres de libertad vigilada a la que fue condenado.
En una entrevista concedida a Efe-Televisión, la madre de la víctima lamenta que «El Rafita», que hoy tiene 22 años, «se vaya de rositas y le dejen un expediente limpio en el que parece que es un niño bueno», algo de lo que, añade, «nadie» les advirtió.
Pese a que ya sabía que la puesta en libertad del joven se produciría mañana, María del Mar Bermúdez ha recibido la noticia como «una bomba de relojería», porque considera «irrisorias» las penas impuestas a los cuatro acusados por la muerte de Sandra Palo para los que, asegura, «han sido siempre unas vacaciones».
Fue el 17 de mayo de 2003 cuando «El Rafita», en compañía de otros dos menores y de un joven de 18 años, introdujeron en un coche a la víctima, de 22 años y que padecía una minusvalía psíquica, cuando esperaba el autobús y la condujeron hasta un descampado donde la violaron y atropellaron en repetidas ocasiones, para posteriormente prenderla fuego.
Los otros dos menores, que tenían 17 años, fueron condenados a la pena máxima que establecía la Ley del Menor -ocho años de internamiento y otros cinco de libertad vigilada-, mientras que a Francisco Javier Astorga, «El Malaguita», el único mayor de edad, se le impuso una condena de 64 años.
Para la familia de la joven, dice su madre, «El Rafita» siempre llevará «el nombre de asesino de Sandra Palo».
«El es el culpable por haber sido el asesino, pero yo culpabilizo a todos los que hicieron esta ley que, más que modificar, se ha ido parcheando y ha permitido que todo esto esté sucediendo», asegura María del Mar, que advierte también «a todos los que dicen que está todo muy bien» y que la normativa funciona, «que esto mañana le pasará a otras familias».
Insiste en que «no es tan difícil» lo que propone, que en ningún caso pasa por la pena de muerte o la cadena perpetua, pero sí por que «se eleven las penas y no se queden en cuatro años».
«Esta persona -"El Rafita"- no está bien, no estaba reinsertado cuando salió en 2007 y sigue sin estarlo, y aún así le dejaron salir», critica la madre de Sandra Palo, que echa de menos «cada día» a su hija.