Ninguno dio la cara. Los ocho detenidos en la `operación Auborada´, en la que se intervino un alijo de 4.000 kilos de hachís en una mansión de Alcúdia, pasaron ayer tarde a disposición judicial. Todos se taparon el rostro al detectar a fotógrafos y cámaras.
Dos furgones de la Benemérita llegaron pasadas las cuatro de la tarde a las dependencias judiciales y fueron bajando, en grupos de dos, a los implicados. Efectivos del EDOA (Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga) acompañaron a los arrestados hasta el Juzgado de Instrucción número 12 de Vía Alemania, que ayer se encontraba en funciones de guardia.
La declaración de los presuntos narcos se prolongó durante varias horas, acompañados de sus respectivos abogados. El presunto cabecilla de la red es Cristian Radique, un malagueño que fue detenido en Cala Major. Los investigadores han constatado que la red desmantelada en Santa Ponça y Alcúdia contaba con una potente infraestructura en Mallorca, aunque la droga sólo venía de paso. Una de las prioridades de la organización era sacarla rápidamente de la Isla, con destino a la Península o hacia Europa.