EFE-DARAGA
Las autoridades y equipos de salvamento desplegados en la provincia filipina de Albay han perdido toda esperanza de encontrar supervivientes, cuatro días después del paso del tifón «Durian», que ha causado más de un millar de muertos y desaparecidos. «Seria un milagro encontrar supervivientes», dijo ayer Gerry Jaucian, alcalde de Daraga, una de las poblaciones arrasadas por el tifón.
El Consejo Coordinador de Desastres Naturales, la agencia estatal que canaliza todas las informaciones sobre este desastre, confirmaba al mediodía local de ayer 450 muertos, 599 desaparecidos, 507 heridos, 4.222 evacuados y 1.094.218 afectados.
La perspectiva de hallar supervivientes se ha reducido desde el momento en que el agua arrojada por el «Durian» impidiera la formación de bolsas de aire en las casas y edificios hundidos bajo tierra.
«Según se de, la mayoría de las víctimas fallecieron ahogadas, ahogadas entre el agua y el lodo, materiales que eliminan posibles bolsas de aire», explicó la médico Carmen de Andrés, uno de los tres miembros de la organización no gubernamental Salvamento Ayuda-Rescate España (SARE) que operan en Albay desde el domingo. De Andrés y sus dos compañeros de SARE rastrearon ayer junto a un perro labrador los distritos más afectados de Dalaga, ciudad de unos 160.000 habitantes. La autoridad municipal ha contabilizado 200 desaparecidos en las explanadas de lodo y arena que conforman el paisaje de esa urbe tras el paso del «Durian». Unos de esos supervivientes es el filipino Ruben Bataller, que pudo salvar a su mujer y a su hija, pero que ha perdido su casa y todos los enseres. «Tuvimos suerte de salir con vida porque, en cuestión de segundos, nuestro barrio fue tragado por un alud de agua y barro», relató Bataller. El caso de Maricel Arevalo es más dramático. Esta mujer se pasó horas buscando a sus tres hijos, que han desaparecido bajo el alud provocado por el paso del tifón en la provincia de Albay.