JAVIER JIMÉNEZ
«Estamos todos muy afectados. Eran muy jóvenes». Joan Cerdà, alcalde de Pollença, se mostró ayer abatido tras conocer las trágicas consecuencias del doble atropello. El Consistorio ha decretado dos días de luto oficial y las banderas ya ondean a media asta en el ayuntamiento, el cuartel de la Policía Local y otros organismos municipales. Guillermo Cabanellas es hijo de un jardinero municipal de Pollença y su madre trabaja como dependienta en una panadería pollencina. El padre de la otra víctima, Juan Francisco Rotger, está empleado en el sector de la hostelería y la madre trabaja en la residencia municipal de la tercera edad. Toda Pollença amaneció ayer conmocionada por la noticia de los dos menores fallecidos y en los bares y cafeterías que estaban abiertos se comentó ampliamente el doble atropello. Guillermo y Juan Francisco cursaban estudios en el instituto Cifre de Colònia de Pollença y en la noche del fatídico accidente parece ser que habían estado con unos amigos en el Port y regresaban a sus casas, por la carretera principal.
«En esa carretera ha habido ya muchos accidentes mortales y ya es hora de que esto cambie», opinó Joan, un vecino de la localidad. Otro residente explicó que «mi hijo pasó por aquel tramo de la carretera antes incluso de que hubieran llegado las ambulancias y los dos chicos estaban destrozados. Murieron en el acto». El informe que está confeccionando el subsector de Tráfico de la Guardia Civil será remitido al juzgado de Inca y una de las prioridades es establecer la causa del doble atropello. La alcoholemia ha quedado descartada porque ambos conductores dieron negativo en el control, pero sí parece que el Audi circulaba a una velocidad alta. El conductor es un joven madrileño hijo de un militar de la base de Pollença.