Cuatro meses ha invertido el Grupo de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía en atrapar a una banda de narcotraficantes que operaba en Son Gotleu y Santa Ponça. El resultado: casi dos kilos de cocaína intervenidos y cuatro detenidos.
El responsable del Grupo Antidroga explicó ayer en rueda de prensa los pormenores de la operación, bautizada con el nombre de «Coco». Según desgranó, las sospechas iniciales recayeron en un colombiano que vendía pequeñas y medianas cantidades de 'coca' y que llevaba un tren de vida relativamente alto. Durante semanas los agentes antidroga siguieron sus pasos y los de su compañera, de su misma nacionalidad.
«Operación Coco»
El pasado jueves por la noche empezó la operación. Los
funcionarios, sin tiempo a que pudiera reaccionar, procedieron a su
detención. José Julián R.L., de 28 años, y Diana Marieth L.G., de
25, vivían en un piso de alquiler y ese domicilio fue registrado
con la preceptiva autorización judicial. Aparecieron cinco
envoltorios que contenían un total de 1.647 gramos de cocaína, en
una forma alargada que dejaba entrever que habían llegado a la Isla
ocultos en un falso fondo de una maleta. También se halló dinero en
efectivo, una balanza de precisión y útiles para la manipulación de
estupefacientes. Sólo era una parte de la «operación Coco» y al día
siguiente se ejecutó el segundo tramo. Watson O., un nigeriano de
30 años apodado «Tony», y Francisco A.L., de 29 y conocido como
«Xisco», fueron los siguientes en caer. El subsahariano frecuentaba
las calles de Son Gotleu y el mallorquín vendía, supuestamente, en
Santa Ponça (Calvià) y también en Palma. Sus domicilios, como ya
había ocurrido con José Julián y Diana Marieth, también fueron
inspeccionados, de forma minuciosa. Los agentes precintaron 3.050
euros procedentes del narcotráfico, ocho teléfonos móviles (que
utilizaban para despistar a los investigadores), pasaportes y
documentación diversa. Según ha trascendido, el colombiano apresado
recibió el alijo de 'coca' hace algún tiempo, pero todavía no lo
había colocado, quizás por precaución.
Del nigeriano se ha sabido que viajaba con cierta frecuencia a Holanda y que regresaba a la Isla haciendo escala en Barcelona. Ése sería, pues, el trayecto de la cocaína. En los últimos meses el Cuerpo Nacional de Policía está presionando a las mafias que operan en Son Gotleu y que habían convertido algunas calles en auténticos feudos del narcotráfico. El mensaje es claro: no son intocables y van a ir cayendo uno tras otro. El problema es que hay otros muchos para remplazarlos.