La británica Edna Wilkinson sigue ingresada en Son Dureta, intentando digerir los tristes acontecimientos que desembocaron en el asesinato de Ana María Minissale. Presuntamente, el causante de la muerte fue su novio, Daniel, que tras golpearla sucesivas veces con un martillo casero se ahorcó horas después.
Wilkinson ha vivido estos últimos 23 años en la Isla, de los cuales Ana María cuidó de ella prácticamente en su totalidad. La anciana explica, desde la cama del hospital al que fue trasladada tras conocer los hechos, cómo, el presunto asesino también solía visitarla a menudo ya que, «no hace falta tener una excusa para llamar a mi puerta. No dejo a nadie fuera». Además, define a Daniel como un hombre «introvertido, caprichoso e incapaz de regalar sonrisas» del que, sin embargo, nunca imaginó que fuera capaz de hacer algo así.
«Los primeros dos días no podía creerlo, estuve en casa de un amigo, distraída. Pero tras la reacción inicial, me senté a pensar en lo ocurrido. De repente me vino a la cabeza que no la volvería a ver, que no la vería entrar de nuevo en mi casa, y comencé a encontrarme muy mal. Empecé a sentir palpitaciones y me fallaba la respiración, así que me trasladaron aquí», afirmó la anciana. Por otra parte, los vecinos del barrio de El Terreno siguen conmocionados por el drama. El bar Sindy's, local en el que trabaja Robert, hermanastro de la fallecida, era uno de los más frecuentados por la pareja. Una de sus trabajadoras, Sarah, comenta que «tenían un matrimonio como el de cualquier pareja convencional, llevaban unos nueve años juntos. Sin embargo, hacía unos 18 meses que la relación estaba deteriorada». Además,apuntó que Daniel no era muy trabajador, «ejercía de disckjokey en algún bar del Paseo Marítimo, pero quien traía el dinero a casa era Ana. Muchas de sus discusiones giraban en torno a este asunto», y acabó sugiriendo que sus problemas estaban relacionados con el consumo de drogas por parte de Daniel.