«Hoy, al ver las fotos, me he dado cuenta de que Vicky está muerta». Así comenzó la declaración de Bernd Ecker, el ciudadano alemán acusado de matar a su novia belga en Manacor en 2002. Durante la primera jornada del juicio, el inculpado mantuvo en todo momento su inocencia y aseguró que es incapaz de recordar nada de lo que pasó entre la tarde anterior al crimen y los días sucesivos.
El acusado contradice así la primera declaración prestada el 5 de marzo de 2002 en el Hospital General, y en la cual reconocía que era el autor del crimen. Posteriormente, el 18 de marzo, confirmó su testimonio ante el juzgado de Instrucción número 4 de Manacor, donde incluso explicó algunos detalles sobre el modus operandi.
Aparte de ésta, el inculpado mostró otras contradicciones en su declaración de ayer. Así, en los primeros momentos indicó que el crimen podrían haberlo cometido «dos o tres hombres», quienes habrían estrangulado a Vicky Keller después de haberles desnudado a ambos. Sin embargo, posteriormente achacó el crimen a un tal Erick, con el que él y su novia coincidieron en la tarde anterior al crimen en un bar de Manacor. Este hombre, «alto, moreno y con el pelo rizado», fue quien supuestamente les llevó a la finca, desnudó a la mujer y la mató.
Otro de los puntos que se tocaron en el juicio fue una discusión que Ecker y la víctima mantuvieron en su domicilio un día antes de los hechos, el 28 de febrero, y que finalizó después de que la pareja arrojara varios electrodomésticos por la ventana. El fiscal sostuvo que la riña se debía a que Ecker no había sido capaz de convencer a la familia de su novia para que les prestasen un dinero que él pretendía invertir en la creación de un cibercafé. El inculpado negó que la discusión se produjera por ese motivo, y aseguró poseer unos 50.000 euros en una cuenta de Suiza para poner en marcha el negocio.