EFE/AFP-GLASGOW
Siete personas murieron ayer y 35 resultaron heridas tras la
explosión de un edificio de la fábrica de productos plásticos
Stockline Plastics el martes en Glasgow (Escocia). Hasta el lugar
del siniestro, en el oeste de la ciudad, se desplazaron cinco
camiones cisterna de los bomberos y 16 miembros del servicio de
ambulancias. A última hora de ayer, los socorristas mantenían
esperanzas de salvar hasta a una veintena de personas que podrían
permanecer atrapadas, ya que las brigadas de búsqueda alcanzaron a
escuchar algunos ruidos bajo los escombros del edificio hundido.
Asimismo, algunos de los atrapados lograron realizar llamadas a sus
familiares a través del teléfono móvil para explicarles su
situación.
En los momentos posteriores a la explosión, los heridos fueron tratados en el lugar del siniestro, aunque varios hospitales de la ciudad prepararon varias salas de emergencia para acoger gradualmente a los afectados. El desplome de la fábrica ocurrió a raíz de una fuerte explosión ocurrida en torno al mediodía, según comentaron testigos presenciales. Aunque su origen se desconoce, algunas fuentes aseguran que ésta pudo deberse a una fuga de gas.