REDACCIÓN
La noticia de que Jessica y Holly habían sido asesinadas provocó
ayer la crispación en la sociedad británica, después de los
primeros momentos de estupor. La desaparición de las dos pequeñas
hizo pensar en principio que se trataba de una 'aventura' de dos
fans de David Bechkam, la estrella del Manchester United, equipo
del que eran aficionadas las dos amigas. Por ello, el jugador hizo
un llamamiento público para que volvieran a casa.
Pero los días fueron transcurriendo y la incertidumbre se fue apoderando primero de los padres y después de toda una sociedad que, en los últimos años, ha visto cómo niños y niñas han muerto asesinados. Por ello se movilizaron miles de policías, algunos aplazaron sus vacaciones y centenares de voluntarios se unieron a la búsqueda. Medios de comunicación ingleses y particulares ofrecieron importantes cantidades de dinero como recompensa, para cualquier pista que pudiera llevar al paradero de Jessica y de Holly. Pero el silencio y la incertidumbre fue la única respuesta. En sólo un par de días la policía recibió unas diez mil llamadas de particulares que creían haber visto algo. Algunas de ellas se trataron de comprobar y, de hecho, a principios de semana se excavó en unos montículos cerca de Soham, donde un hombre dijo que allí podía haber algo extraño. Pero de nuevo el fracaso y el volver a empezar.
Todo el país se movilizó hasta que el viernes, después de una serie de indagaciones, la policía contactó con el conserje y una profesora del colegio donde acudían Jessica y Holly. La pareja declaró primero en calidad de voluntaria pero finalmente quedó detenida por el crimen.