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Un veterinario afirma que «Copi» fue adiestrado para ser un perro agresivo

El perito reconoce que esta enseñanza se hizo de forma inconsciente, ya que mientras se jugaba con el animal se despertaba su agresividad

Alfredo Cordero, saliendo de la sala de juicios junto a su abogado, Juan Luis Matas.

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El veterinario municipal de Can Picafort afirmó ayer que «Copi», el perro que mató a un niño, fue adiestrado por su dueño para que fuera agresivo, aunque lo hizo de una forma inconsciente. El veterinario declaró como perito en la segunda sesión del juicio, que se celebra en Inca, contra el dueño del perro, Alfredo Cordero, que está acusado de un delito de homicidio imprudente.

El perito fue quien aconsejó el sacrificio del animal, porque entendía que era un perro irrecuperable y que lo más seguro es que volviera a atacar. El veterinario Juan Oliver realizó tres informes sobre el can tras producirse el ataque mortal, ocurrido el pasado día 29 de enero. En sus informes concluye que el animal «es especialmente peligroso», lo que contrasta con la declaración de Alfredo Cordero, que aseguró que no había notado que el perro fuera tan agresivo como mantiene el veterinario. El autor de este informe explicó que estudió los antecedentes del animal y llegó a la conclusión de que el animal podría volver a atacar. «Cuando un perro denota agresividad suele repetir los ataques, es una advertencia». Sobre el proceso de aprendizaje el veterinario consideró que un adiestramiento de obediencia no era «adecuado» para este tipo de raza, y explicó que cuando el animal es un cachorro y se le realizan impertinencias para jugar con él, «en realidad se le está despertando un instinto agresivo, aunque sea de una forma inconsciente».

Tras matar al pequeño Francisco Miguel Hiralgo, de cuatro años, el dogo argentino estuvo encerrado en la perrera municipal de Can Picafort durante 41 días, hasta que fue sacrificado con una sobredosis de barbitúricos. El animal fue varias veces visitado por el veterinario que, según afirmó ayer, siempre dio muestras de su agresividad, y de hecho el encargado de la perrera no quería entrar en su jaula para darle de comer. Sin embargo, el veterinario consideró que esta actitud del animal era normal porque estaba fuera de su ambiente.

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