Al menos trenta y cuatro personas han muerto y más de 700 han resultado heridas por el terremoto de 7'2 grados en la escala abierta de Richter que azotó hacia las siete de la tarde de ayer el noroeste de Turquía, según informaciones del primer ministro turco, Bulent Ecevit. Este balance podría aumentar a medida que pase el tiempo, ya que varios edificios se han desplomado en la ciudad de Duzce, epicentro del seismo, y en la vecina provincia de Bolu.
Unos quinientos heridos fueron trasladados al hospital de Duzce y estaban acomodados en los jardines, ya que uno de los edificios del hospital también se desplomó, indicó una enfermera, citada por la agencia turca Anatolia.
En las provincias de Kocaeli y Zonguldak, junto al Mar Negro, unas 80 personas resultaron heridas, la mayoría al saltar de balcones o y ventanas. Por su parte, el presidente turco, Suleyman Demirel, calificó el temblor como un «enorme desastre». Al terremoto inicial siguieron al menos cinco réplicas, todas ellas superiores a cinco grados en la escala de Richter. Duzce está equidistante 300 kilómetros de Estambul y Ankara, donde también se sintió el temblor. En Ankara, cientos de personas se precipitaron a las calles.