Los nuevos datos obtenidos por la Guardia Civil de Palma en Alemania permitirán, en breve, efectuar una segunda gran batida en busca de María del Carmen del Salto, esta vez en un perímetro mucho más reducido y con datos recientes que pueden ser de gran importancia. Las fuentes consultadas ayer no confirmaron la fecha del nuevo operativo, pero desvelaron que ya está «muy ultimado».
Lo cierto es que la semana que un teniente y dos agentes de la Policía Judicial de Palma han pasado en Alemania, investigando frenéticamente y en estrecha colaboración con la policía de aquel país, ha sido claramente «productiva» en cuanto a nuevos datos o detalles sobre el caso de la misteriosa desaparición de la joven de Porto Cristo.
La comisión española llegó a Hamburgo el penúltimo fin de semana de julio e intercambió información con los agentes germanos. Así las cosas, el pasado lunes las dos fuerzas procedieron a la detención de Andreas O., de 32 años y la última persona que estuvo con María del Carmen aquella fatídica noche en Cala Bona. El bombero salía de su casa, que comparte con su novia, y fue detenido en la vía pública, a primera hora de la mañana. No se resistió y minutos después ya se encontraba en los calabozos de la comisaría central de aquella localidad alemana.
Pero el paso más importante no se había dado todavía. Los investigadores, tanto españoles como germanos, sabían que la detención del monitor de buceo era sólo cuestión de tiempo, ya que se hallaba plenamente identificado y no aparentaba tener ninguna intención de escapar de Alemania. La gran prueba llegó a la hora de interrogar al sospechoso, con el agravante de que la Ley de aquel país sólo permite privar de libertad a un individuo durante 48 horas, 24 menos que en España. La policía de Hamburgo y la Guardia Civil planificaron las preguntas que le iban a formular de manera escrupulosa e introduciendo numerosas «trampas» sobre lugares, horarios y detalles de aquella noche.
Andreas O. reconoció que había pasado dos horas con la desaparecida, de cuatro a seis de la madrugada, y añadió que habían mantenido relaciones sexuales, según él consentidas por ambas partes. Luego añadió que la había dejado en Porto Cristo «cerca de un monolito» y que había regresado a una empresa de buceo de la zona de Llevant, en la que pernoctaba. Sobre su repentina marcha, poco después de las seis de la madrugada, alegó en un principio que se debió a motivos de salud de su madre, y luego rectificó y dijo que era por problemas económicos. Ambas justificaciones parecen infundadas.