Joan Munar Martínez (Peguera, 1996) ganó la medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de París 2024, en la prueba de salto de longitud. Su vida ha sido un continuo desafío que le ha llevado a luchar contra una enfermedad degenerativa que le produce una disminución lenta pero progresiva de la agudeza visual que afecta al campo periférico. Este año es uno de los Siurells de Plata que concede este periódico.
¿Qué significa para usted recibir el Siurell de Plata?
—Ser reconocido en nuestra tierra por un logro que llevo tantos años persiguiendo me hace mucha ilusión, además un premio como este tan exclusivo.
Tras Londres y Río llegó la medalla en París. Ahora que ha pasado cierto tiempo, ¿que ha representado este éxito para usted?
—Un sueño hecho realidad que sabe a oro después de tantos años adaptándome a situaciones muy diferentes, pérdida de visión, cambio de prueba, dudas en mi continuidad en el deporte profesional… aún me cuesta creer lo sucedido en los pasados Juegos Paralímpicos.
Como saltador adaptado a personas ciegas, qué ha sido lo más difícil en la preparación de una prueba de estas características con el hándicap que usted padece.
—Lo más significativo en esta prueba es que corremos a la voz, no corremos con un guía agarrados de la cuerda, teniendo una mayor dificultad de correr unos 35 metros a máxima velocidad y sin torcernos, siguiendo la voz de la persona que nos llama desde el punto donde debemos poner el pie para saltar.
6,32 metros, su mejor marca personal y bronce en París. ¿Cómo manejó la tensión previa? —Fue un concurso donde las primeras rondas no estaba haciendo saltos largos pero las sensaciones eran muy buenas. Me puse tercero en la tercera ronda, y en la quinta me adelantaron por un centímetro. Solo quedaba una oportunidad y era mi momento, necesitaba sacar mi mejor versión en el momento de mayor tensión. Muy concentrado y sin obsesionarme con ese centímetro que me separaba de la medalla, salió ese salto que tanto habíamos entrenado.
Antes de los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028 tiene los campeonatos de Europa y del Mundo. ¿Qué objetivos se plantea?
—Las próximas temporadas siguen siendo muy importantes, y la intención es prepararlas al 100% para poder seguir estando con los mejores del mundo. No podemos relajarnos, ya que en menos de un palmo pasas de estar arriba a fuera de los campeonatos.
Usted practicaba el fútbol cuando de niño le diagnosticaron el problema de pérdida de visión. ¿Cómo lo afrontó para no hundirse y seguir adelante?
—Al ser una enfermedad de nacimiento y degenerativa, siempre lo he tenido claro y no me ha causado tristeza o frustración. Es saber a qué atenerse y he tenido la suerte de que nunca me ha faltado ayuda y adaptaciones, sobre todo gracias a mis padres que están al pie del cañón desde que me lo diagnosticaron a los 9 meses de edad.
¿El deporte ha sido para usted una gran motivación en su vida?
—El deporte ha formado siempre parte de mi día a día tanto a nivel escolar como profesional, y ha sido clave en sentirme integrado, uno más del grupo, gracias a que he estado en grupos de niños sin discapacidad, siendo uno más.
El Real Mallorca le organizó un homenaje en Son Moix y el público le brindó una gran ovación. ¿Qué sintió en ese momento?
—Un honor y muy emocionado que un gran club como el Real Mallorca, y un deporte con tanta repercusión como el futbol, homenajee a deportistas paralímpicos, normalizando y dándonos a conocer. Fue genial.
¿Qué recomendaría a una persona que pueda sufrir un problema como el suyo?
—Le recomiendo que siempre que pueda haga actividades en grupos de personas sin discapacidad, con las adaptaciones que necesite, pero eso de hacer grupos exclusivos de personas discapacitadas, en mi opinión, es excluirse a nosotros mismos.
Cayden su perro guía. ¿Nos puede hablar de él? ¿Cómo es su conexión? ¿Cómo es el día a día de ambos? ¿Desde cuándo están juntos y qué significa para usted?
—Cayden llegó a mi vida hace 2 años y medio. Tenemos una conexión que nunca podría haber imaginado crearla con un animal. Con solo un movimiento, un acercamiento…, ya sabemos lo que necesita uno del otro. Y sobre todo; poder ir a todos lados de forma totalmente autónoma y segura. No sé cómo es ver bien, pero os aseguro que con Cayden las pocas limitaciones que tenía, han desaparecido.