El león y la gacela

| Palma |

Existe un proverbio africano que dice lo siguiente: «Cada mañana la gacela se despierta sabiendo que, si no corre más que el león, la matarán; y cada mañana el león se despierta sabiendo que, si no corre más que la gacela, se morirá de hambre. Da igual si eres un león o una gacela: cuando sale el sol, lo mejor que puedes hacer es empezar a correr». De estas palabras se deduce que la vida consiste en intentar salvarse de una muerte probable.

Y lo que hacemos nosotros también es precisamente eso, correr para huir de ella (o tal vez de cualquier otra fatalidad). Algo así como probar de atrasar la fecha de caducidad que cada uno tiene asignada. Se pueden crear diferentes paralelismos utilizando la idea principal de este sabio proverbio. Por ejemplo, cada mañana los hoteleros se despiertan con la esperanza de que sus hoteles estén a tope; los turistas lo hacen con el deseo de que los hoteleros hayan previsto lo mejor para ellos y que sus días de vacaciones sean redondos.

Para que la rueda gire tienen que venir muchos turistas porque, si no vienen, la economía (es decir, nuestra vida) se resentirá y lo pasaremos muy mal. Y para que elijan venir aquí todo les tiene que parecer fantástico. En definitiva, necesitamos muchas gacelas –y muy fuertes– para que nuestros leones sean felices a más no poder, hecho que repercutirá en la vida de todos los demás. Y si las gacelas son felices, mejor que mejor, pues querrán repetir cada año.

En fin, corramos todos a gran velocidad nada más despuntar el día para protegernos de los peligros que nos puedan salir al paso. ¿Y los que no somos ni leones ni gacelas? Pues no tengo ni idea. A lo mejor tendríamos que correr más deprisa aún para no ser testigos de la barbarie. Si acaso, buscaré algún otro proverbio que lo explique.

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