Vaya dos, y no son pareja

| Palma |

Uno representa la máxima expresión del populismo y del narcisismo. El otro es un narcisista típico en busca del populismo. Uno no admite comparaciones, él es el mejor. El otro no admite rivales. Uno fue elegido por sufragio universal claro, aunque incomprensible. El otro perdió las elecciones, pero gobierna gracias al apoyo cautivo de siete diputados de extrema derecha. Los dos creen de verdad que nadie puede hacer las cosas mejor que ellos. Los dos han encerrado bajo llave todos los códigos morales y han hecho del poder un fin en sí mismo, no un instrumento. Uno es un peligro mundial y el otro es una amenaza para el Estado Constitucional.

Decía recientemente en El País el catedrático Daniel Innerarity que «la razón de la izquierda depende de que la derecha también la pueda tener… quien descalifique la opinión contraria tachando a quienes la defienden de traidores, antipatriotas o retrógrados se instala en una superioridad moral que impide la discusión democrática».

Por su parte, la politóloga Aurora Nacarino-Brabo decía el pasado día 7 en El Confidencial que «quien se cree moralmente mejor siempre encuentra razones para despreciar al discrepante… porque su razonamiento deductivo es un silogismo averiado: ‘si yo soy una buena persona, el que disiente de mis opiniones ha de ser una mala persona’».

Fue Pedro Sánchez quien en el debate de investidura de 2023 dijo que iba a erigir un muro «frente a la agenda reaccionaria de las derechas retrógradas». Era tal su superioridad moral que no podía aceptar el menor valor ético en los discrepantes. Y así seguimos, pero el tinglado se ha venido abajo con Santos Cerdán, Ábalos, Koldo, Aldama y otros. No es posible observar ningún atisbo de superioridad moral en el partido que dirige Pedro Sánchez, aniquilado como grupo social y promotor de ideas de gobierno. Los que tienen la responsabilidad del poder tienen una obligación infinitamente superior de obrar conforme a derecho que aquellos que están en la oposición.

¿De verdad a los votantes socialistas les da igual que Pedro Sánchez gobierne sin el Parlamento, sin presupuestos del Estado, sin que haya un verdadero debate y consenso posterior sobre la ley de amnistía, sin dar explicaciones convincentes sobre los graves escándalos que le rodean y le conciernen? ¿De verdad vale todo con tal de que no gobierne la derecha?

Donald Trump dijo un día que el podría matar a una persona en Times Square (corazón de Nueva York) y no le pasaría nada. Pedro Sánchez, desde hace un tiempo, vive en una situación escandalosa. Uno solo de los casos conocidos le costaría el cargo al presidente del gobierno en cualquier país democrático, pero aquí no pasa nada. ¡Vaya dos!

1 comentario

user Sonroca | Hace 16 días

Oportuno paralelismo. Y gran final: Vaya dos!

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