Progreso o hipocresía

| Palma |

Aveces me cuesta creer todo lo que leo y todo lo que escucho. Recientemente asistí a la presentación del proyecto de la línea férrea entre sa Pobla y Alcúdia. Aún no he tenido oportunidad de estudiarlo en profundidad, pero quiero confiar en que se fundamenta en informes técnicos rigurosos que avalan su viabilidad y legalidad.

Llevamos años lamentándonos de la masificación y el colapso de nuestras carreteras. Este nuevo trazado representa una solución real para descongestionar el tráfico y, además, fomenta el uso del transporte público, algo que constantemente criticamos por su insuficiencia.

Es cierto: los mallorquines, y me incluyo el primero, somos un poc mal criats. Cualquier excusa parece buena para criticar o coger el coche en vez del transporte público. Pero para mejorar, hay que apostar por nuevas infraestructuras. Es incoherente que, cuando se presenta un proyecto que responde a una necesidad evidente, las primeras reacciones sean quejas, y muchas de ellas sin fundamento.

Nos quejamos si llueve, porque llueve. Y si hace sol, porque hace sol. Seguro que hay voces con argumentos válidos, y es sano que existan. Pero deberíamos preguntarnos qué es más importante, ¿el beneficio general o los intereses individuales?

No es justo que quienes apuestan por el progreso se encuentren siempre con la oposición automática de unos pocos que critican por deporte. Porque mejorar requiere voluntad, confianza y visión a largo plazo.

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