El dédalo de Pedro Sánchez

| Palma |

La delirante estrategia de defensa de Santos Cerdán, por la que ya hace días que está en la prisión de Soto del Real, es un claro indicio de que los informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil conocidos hasta ahora son los entremeses del festín jurídico que le aguarda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a su partido. Aferrarse a complots y conspiraciones para salvar el cuello cuando existen claras grabaciones incriminatorias es un sinsentido, el preludio de una cascada de confesiones que más pronto que tarde se acabarán produciendo por parte de los principales protagonistas de la trama. Mientras, ¿qué hace Sánchez? Ganar tiempo. Lo logra gracias a que sus socios están tan necesitados como él del poder, como beneficiarios directos –el caso de Sumar y la cada vez más infantil vicepresidenta Yolanda Díaz– o indirectos –todo el cosmos de partidos que se nutren de la debilidad socialista–.

Prolongar la agonía del Gobierno ya no puede ser sinónimo de resistencia de Pedro Sánchez, al contrario. El descarte del adelanto electoral o la presentación de una cuestión de confianza derivan de la certeza de que los ciudadanos le darán la espalda a las fuerzas progresistas, la dimensión del escándalo por corrupción es descomunal e irreparable. Los esfuerzos de por ofrecer una imagen de unidad impostada son inútiles, el PSOE está hundido y de manera muy especial ante su propio electorado. Se lo dicen voces desde los diferentes ángulos progresistas, periodistas como Javier Cercas o exmagistrados como Baltasar Garzón, por no hablar de afamados personajes del mundo de la cultura. La decepción es enorme y la anunciada comparecencia del próximo miércoles no parece que vaya a resolver nada. Sánchez es un cadáver político, una víctima de su propia soberbia, y del que todavía está por ver si tendrá que rendir cuentas a la justicia a título personal en el futuro.

Los detalles que se van conociendo sobre el papel de Cerdán cuando era secretario de Organización del PSOE hacen inverosímil el desconocimiento por parte de Sánchez, el ejemplo más claro es el de Leire Díez. El personaje tenía por misión central desprestigiar las investigaciones de la UCO que en La Moncloa ya se sabía que realizaba sobre Koldo García. Además, el mismo abogado de Díez visita en Soto del Real a Cerdán. ¡Bingo! Todo muy chusco, pero real.

Feijóo descentrado

El congreso nacional del PP ha situado a Miguel Tellado como el hombre fuerte de Núñez Feijóo en la formación. La jugada, precedida por el envío a galeras de Cuca Gamarra, neutraliza el discurso de centralidad que Feijóo dice defender para el PP. Tellado es incapaz de defender las tesis aparejadas a la moderación de una opción de centro, que son las que en España siempre han dado los triunfos electorales, tanto a la derecha como a la izquierda. El PP insiste en su senda más radical, preocupado por restarle terreno a Vox en lugar de recuperar terreno en la inmensa mayoría social del país. Feijóo sucumbre ante las estridencias y el ruido madrileño de Díaz Ayuso, pero alejado del sentir de una periferia preocupada por otras cuestiones más relevantes que ocupar unos minutos en el informativo.

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