Grandes inventos. Las pantallas

| Palma |

Naturalmente, hay grandes inventos aborrecibles. Decisivos en la historia de la humanidad y la cultura, fundamentales para el progreso, que propician grandes cambios sociales y hasta puede que ventajas evolutivas, pero no por ello menos nefastos. Aborrecibles, decía. No me refiero ahora a las bombas atómicas o al euríbor (tasa de interés interbancario), sino a las pantallas. La civilización de la pantalla. La primera fue la del cine, hace más de un siglo, y luego ya vino la de la tele, llamada en sus inicios pequeña pantalla, aunque de pequeña nada. Una revolución electrodoméstica, la pantalla sagrada de todos los hogares, que pasó a segundo plano con la pantalla del ordenador, y luego con la omnipresente de los teléfonos móviles. Y conforme las pantallas se reducían de tamaño, aumentaban sus prestaciones y se volvían más multitudinarias y ubicuas, más exigentes, más malévolas. Hasta se volvieron táctiles, la apoteosis de la pantalla. Ahora ya no hay un palmo de terreno sin pantalla, ni lugar alguno que no disponga de su cuota de pantalla, y eso que el fenómeno aún está en mantillas.

Figúrense cuando nos invadan las pantallas microscópicas, flexibles y desplegables gracias a la nanotecnología. Ah, las pantallas. Ante la dureza y sinsentido de la realidad, la humanidad siempre ha procurado interponer barreras protectoras, con diferentes puertas de acceso (religiosas, políticas, ideológicas, intelectuales, costumbristas), y finalmente tras numerosos ensayos dio con la solución ideal. La pantalla. Entre la persona y la realidad hace falta una pantalla y si es manoseable mejor. Y mejor si es de realidad aumentada, porque claro, cuando te acostumbras a verlo todo por pantalla interpuesta, la realidad se vuelve aburrida. Para paliar este efecto secundario, las pantallas inventaron a su vez los llamados contenidos, y ahora, sea lo que sea, todo son contenidos. ¿Y qué contienen los contenidos, propaganda aparte? No sabría decirlo, no sé mucho de pantallas, me falta afición, lo que me jode es el continente. La pantalla en sí. Pero no es cosa de quejarse. Se trata de uno de los grandes inventos de la humanidad. El emblema de la época.

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