La respuesta a esta breve y esencial pregunta, pienso que podría ser esta: «La mayor felicidad es amar y ser amado». Ahí radica la mayor felicidad: en el amor correspondido.
Para ser felices de verdad debemos querer a los demás, pero también ser queridos por ellos.
«El amar y ser amado» es la perfecta síntesis de la genuina alegría.
Solo es verdaderamente feliz aquel que es capaz de amar y de ser amado.
La felicidad no es una difícil ni enmarañada teoría filosófica. Es una simple expresión de amor mutuo.
Complicar la felicidad resulta un ridículo absurdo; a veces, lo hacemos y, así, no logramos alcanzarla.
La felicidad es una cuestión sencilla, pero, al mismo tiempo, difícil, porque exige esfuerzo y renuncia de uno mismo.
«Amar y ser amado» es una dura tarea que debe ocupar toda nuestra vida. Solo en ella encontraremos la auténtica felicidad.