SIGUE el debate sobre cómo reformar el modelo turístico y a él se afanan los políticos, economistas, geógrafos, ecologistas, sociólogos y un sinfín de otros concurrentes. Como si estuviéramos en un proceso de cambio que sin saber cuál va a ser al menos alguno será. Sólo Vox en el arco parlamentario está fuera de esa inmensa mayoría -que podría definirse como consenso de normalidad- que aboga por mutar algo del modelo, sin que -cierto es- pueda decirse que haya coincidencia en qué. Y allende los amplios muros que blindan esa aristocracia es raro encontrar una columna, una opinión en una tertulia, una participación en tribuna pública que no crea que algo hay que transformar en el negocio de los visitantes, aunque se diverja -de nuevo- en la definición exacta o el grado de la variación. La coincidencia esencial compartida está fuera de duda: no se puede crecer más en número de turistas.
LA semana pasada la presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, María Frontera, declaraba -en la Feria Internacional Turística de Londres- que sus asociados son «conscientes de que no podemos crecer más» en número de turistas. Lo cual podría decirse que es igual al mínimo común denominador del debate antedicho. Lo que dijo la presidenta Marga Prohens en mayo y lo que llevan diciendo los ecologistas desde hace varias décadas, amén de lo mismo que hoy vuelven a decir los de izquierdas si bien no lo practicaron al gobernar. Pero si se abre algo más el objetivo sobre la frase de Frontera se ve un panorama harto diferente: «Somos conscientes de que no podemos crecer más durante los meses de verano». Cinco palabras que cambian todo el sentido. Y su consecuencia: «Por eso desplazamos parte (de la afluencia) a los meses de temporada baja». Es decir: el problema no es el brutal número de visitantes anuales sino su concentración estacional, así que si se «suavizan» las puntas veraniegas todo arreglado.
NADA de sesudos estudios, mesas, análisis y otras pérdidas de tiempo. Los hoteleros ya tienen la solución: que (se hable de que) todo cambie para que todo siga igual. Nuestros gattopardos.